Ante las bajas de las tasas de interés y el estancamiento del dólar, el contexto actual se muestra desafiante e incierto a la hora de pensar en ahorros e inversiones.
Este panorama hace que algunos productos, de lo que se denomina el mercado de lujo, se presenten como una buena alternativa.
Invertir en lujo siempre es un lugar seguro. Lo podemos ver en la cotización de las acciones de los principales grupos empresarios dedicados a este segmento, y también en el valor de resguardo de estos objetos.
Así, hoy podemos ver en los mercados europeos, según FxPro, que las acciones de Louis Vuitton escalaron 2,8 %; Hermes, 2 %; y Richemont, 3 %.
Esto le dio al sector de lujo una ganancia de 1,8 %.
Por un lado, se puede ver cómo las empresas tecnológicas cayeron 3,2 % en el mismo periodo.
Por el otro, el valor de resguardo de estos objetos de lujo está dado cuando la demanda se muestra sostenida en niveles mayores a la intensidad productiva de las empresas, con lo cual no sólo se asegura su valor futuro, sino que además motoriza un mercado de reventa de relojes usados, por ejemplo, que crece de una año al siguiente.
Según la AFP y la Consultora Deloitte, ya funciona en Ginebra la Fundación de Alta Relojería que organiza un Salón Anual del usado, el cual impulsa las exportaciones suizas de relojes de segunda mano. Esto generó alrededor de 20.000 millones de francos suizos el año pasado, y podría alcanzar 35.000 unidades de la misma moneda para 2030.
Otro aspecto interesante de estas inversiones, especialmente en joyas y relojes, es su cotización en divisas variables, porque si bien sus precios son por lo general indicados en dólares, el valor final no depende de las fluctuaciones de la divisa con la moneda local.
En el caso de las joyas, está sujeto a la cotización del oro, y en el de los relojes, de la variación entre el franco zuizo, que ha llegado a superar más de 10 % al dólar.
No hay dudas de que invertir en lujo representa una alternativa posible y eficaz, dado que los grupos empresarios de este mercado son sólidos en materia financiera, a la vez que regulan su producción y avanzan de manera cultural con una innovación permanente.
Su vigencia en la Argentina representa una posibilidad de ahorro en tiempos de inestabilidad, de manera tal que se convierte en un producto atesorable, de rentabilidad conservadora, discreta pero perdurable, y de alto valor emocional y simbólico.
Si recorremos los catálogos de las casas de remates especializadas, como Philippe Watches, Christie's o Sotheby's, podremos observar las cotizaciones de las piezas icónicas de los años pasados.
En la subasta de Christie's de noviembre, en Ginebra, de 137 lotes presentados por un valor de base de USD 11 millones, se vendieron 123 por casi 17 millones, lo que superó los precios de base en un promedio de 45 %.
En la Argentina del último trimestre, se vive un proceso recesivo con alta inflación, pero, dado que los productos de relojería y joyería de lujo están sujetos a la cotización de las divisas y éstas se mantienen estables, podríamos inferir que es un buen momento para cubrir los ahorros en estas piezas atesorables.
El consumidor local es un público conocedor y actualizado. Por eso al adquirir una pieza de alta relojería, o una joya de gran valor, sabe elegir marcas y productos de prestigio, exclusividad y cualidades apropiadas para conservar el valor.
Si consideramos que 5 % de la población integra el segmento ABC1, y lo comparamos con el total de importaciones de relojes de alta gama, podemos ver que existe un público objetivo de 9.000 personas por cada reloj importado.
Esto muestra un
mercado objetivo apropiado, para un segmento altamente concentrado en marcas y empresas con dedicación específica.
Hoy, contamos en
Buenos Aires con boutiques mono marcas de Rolex y Omega (imagen de la derecha), en las
áreas de negocios de alto prestigio, y
excelentes puntos de venta multimarca, con
espacios y personal a nivel internacional.
Los consumidores nacionales ven la posibilidad de una inversión en lujo y tienen acceso a las piezas en los agentes locales, a pesar de la fuerte carga impositiva actual. Incluso, en muchas ocasiones, logran acceder en el país a piezas que en otros mercados no consiguen.
El mundo está en convulsión, la volatilidad de las monedas y la inestabilidad de las bolsas colocan al mercado de lujo entre las opciones de inversión más conservadoras.
El paso de la historia nos lo demuestra, y la etapa actual de los ciclos económicos y sociales nos coloca en un momento oportuno.
Se trata de elegir muy bien el producto concreto, y para ello el asesoramiento de un agente oficial de cada marca resulta fundamental.