Aunque la inflación interanual de 190 % aún plantea desafíos, la reciente apreciación del peso argentino, junto con la desaceleración de los índices de inflación mensual, sienta las bases para un escenario más predecible.
Este nuevo contexto también generó un impacto significativo en la oferta crediticia, gracias al desarme de las LELIQ, que liberó liquidez en el sistema financiero y permitió a los bancos canalizar esos fondos hacia el mercado.
El crédito al sector privado apenas representa 12 % del PBI, frente a 50 % promedio de Latinoamérica. Este es uno de los índices más bajos de la región.
Sin embargo, la reciente apertura del mercado crediticio, impulsada por el BCRA, está empezando a cambiar este panorama. La expansión del crédito no sólo revitaliza el mercado hipotecario, sino que también tiene un impacto directo en la economía real, fomentando la inversión y el consumo.
Un cambio importante comenzó a evidenciarse en abril de este año, cuando los bancos argentinos retomaron de manera consistente la oferta de préstamos hipotecarios. Esto marcó un punto de inflexión tras varios años de estancamiento, en los que la inestabilidad económica había prácticamente paralizado el sector.
Según el más reciente Informe Monetario del Banco Central de la República Argentina (BCRA), los préstamos en pesos al sector privado registraron una suba de 66,8 % desde enero de 2024, con los créditos hipotecarios destacándose con tasas de aumento mensual de dos dígitos.
En septiembre, el volumen de créditos hipotecarios otorgados superó los USD 100 millones, un récord histórico desde 2018.
Actualmente, 23 bancos ofrecen líneas ajustadas a Unidades de Valor Adquisitivo (UVA), con tasas que van desde 3,5 % hasta 9 %. Esta tendencia, respaldada por la baja inicial de tasas de referencia y una mayor disposición del sistema financiero a colocar fondos, apunta a revitalizar el acceso a la vivienda propia.
A pesar de estos avances, el crédito hipotecario en la Argentina representa apenas 0,2 % del Producto Bruto Interno (PBI). Este porcentaje contrasta fuertemente con los promedios regionales, que oscilan entre 5 % y 10 %.
A nivel regional, el crédito hipotecario equivale a 8 % del PBI, muy por debajo del promedio europeo (37 %) y de Estados Unidos (70 %). Países como Chile presentan cifras más altas, alcanzando cerca de 30 %, lo que refleja un acceso más consolidado al crédito para la vivienda.
Este rezago contribuye al significativo déficit habitacional que afecta a América Latina y el Caribe, donde más de 23 millones de personas enfrentan un déficit cuantitativo (carencia de viviendas) y otras 46 millones sufren un déficit cualitativo (condiciones deficientes de materiales, servicios básicos insuficientes, entre otros).
En total, estas cifras representan casi un tercio de los habitantes urbanos de la región, siendo las áreas urbanas las más afectadas por la falta de oferta suficiente, el aumento de precios y las limitadas opciones de vivienda accesible, detalla el CAF, Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe.
(*) El columnista -foto- es CEO y co-founder de Alprestamo.
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