Se considera que un bebé es prematuro al nacer por debajo de las 37 semanas de gestación.
En la Argentina, nacen alrededor de 700000 bebés, de los cuales 56 mil son prematuros, según datos de Estadísticas Vitales de 2007, del Ministerio de Salud.
Las causas de que un bebé sea prematuro resultan variables. Algunas están relacionadas con afecciones maternas como la hipertensión inducida por el embarazo, otras causas están vinculadas con infecciones, y otras son patologías de la gestación.
La incontinencia cervical uterina, los trastornos hematológicos que derivan en el estado de trombofilia, indicaciones de interrupción de la gestación por emergencia obstétrica como el desprendimiento placentario, figuran como algunas de las causas más reconocidas.
La edad materna es un factor asociado. Las edades extremas, muy jóvenes y más añosas, tiene mayor incidencia. También el antecedente de un parto prematuro previo incrementa la posibilidad de un próximo nacimiento similar.
Los embarazos gemelares son otro factor que incrementa el riesgo de parto prematuro. Factores socioculturales como el tabaquismo, las adicciones, la desnutrición materna, la falta de control gestacional se asocian principalmente al bajo peso al nacer y éste en forma secundaria a prematurez.
En visperas de la Semana del Bebé Prematuro, que se conmemora del 14 al 20 de noviembre, las estrategias preventivas han impactado en la incidencia del bajo peso al nacer, pero en lo concerniente a la prematurez, la incidencia prácticamente no se ha modificado. Resulta fundamental realizar los controles adecuados durante el embarazo para garantizar, de esa manera, la anticipación adecuada a cualquier causa prevenible conocida.
Por ejemplo, la hipertensión arterial o el antecedente de partos prematuros previos o de abortos espontáneos como para abordar estos problemas en etapas más tempranas y encarar las medidas preventivas.
Por este motivo, es muy importante mantener un embarazo controlado. Ante un caso de prematurez es primordial contar con un importante arsenal de recursos para brindar atención a los hijos egresados de las unidades de Neonatología, tanto de los centro privados como de los centros de referencia públicos.
En esta etapa, los bebés se verán sometidos a una gran cantidad de controles, y los padres deberán estar disponibles en todo momento para acompañarlos en este periodo de sus vidas en el que se trata de brindarles todas las herramientas preventivas y terapéuticas para garantizar una mejor calidad de vida.
Después del alta, deben existir una serie de recomendaciones escritas respecto de las medidas de prevención en el hogar. Deben restringirse las visitas y optimizar la higiene de las manos de los cuidadores del bebé. Un riesgo potencial en esta etapa es la infección respiratoria aguda con una mayor incidencia en el periodo invernal.
Debe completarse el esquema de inmunizaciones, según el cronograma oficial dentro del primer año de vida siguiendo la edad cronológica del bebe independientemente de la edad posconcepcional.
Deben realizarse una serie de exámenes complementarios que se solicitan acorde a las secuelas asociadas a la prematurez.
Por ejemplo, es importante realizar un control de la función visual a cargo de un oftalmólogo entrenado en la pesquisa de la Retinopatía de la Prematurez (ROP); controles de laboratorio para valorar anemia y otros déficits nutricionales asociados; evaluación del neurodesarrollo, y otras consultas especializadas según las afecciones posteriores al alta que deban tratarse o pesquisarse.
Desde el punto de vista del crecimiento, se evaluarán peso, talla y circunferencia craneana y se confrontarán estos parámetros con las curvas de desarrollo normal existentes.
La evolución de un prematuro muy pequeño depende de muchas variables.
Depende de las causas subyacentes de la prematurez, del cuidado prenatal de la mujer embarazada, de los controles del embarazo y de la derivación oportuna a un centro especializado en el caso de detectar algún elemento predictor de prematurez inminente.
Desde el punto de vista del peso y la edad, en semanas podemos resumir que a menor edad gestacional y peso, mayor es el riesgo de vida. Por ejemplo: es mayor el riesgo a las 23 semanas que a las 28 semanas. La sobrevida es mayor a mayor edad de gestación.
Las complicaciones están asociadas directamente con la inmadurez de todos los sistemas y órganos del prematuro: imposibilidad de respirar por sus propios medios, la incapacidad de regular su temperatura corporal, la vulnerabilidad a infecciones, la inestabilidad del sistema circulatorio, la posibilidad de presentar hemorragias del sistema nervioso central, entre otras.
Las complicaciones alejadas son las que se asocian a secuelas neurológicas de distinto grado de severidad, secuelas neurocognitivas, motoras, etcétera. También hay secuelas visuales y respiratorias, entre otras.
La prematurez constituye en el país un problema que afecta a 8 % de los recién nacidos vivos. La atención adecuada de esta población infantil requiere de la capacitación adecuada del recurso humano en salud que se destina a estos pacientes.
Debemos brindar una atención óptima a estos pacientes. En la Argentina, el campo del estudio y la investigación en medicina neonatal está muy desarrollado y es permanente la actualización acerca de los nuevos estándares internacionales.
(*) El columnista -foto principal- es médico (MN 68944) y jefe del servicio de Neonatología de Fundación Hospitalaria, Cramer 4601 (CABA), teléfono: (011) 4704-2300.
lunes, 2 de noviembre de 2015
Bebé prematuro: qué deben tener en cuenta los padres y los médicos, por Oscar Di Siervi (*)
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