"La idea de la arquitecta era transformar la vista y sumergir a las clientas en una selva tropical. La intención consistía en cambiar radicalmente la vista interior del gran espacio, hasta ahora rodeado por un simple muro de madera, y volverlo un paisaje vital, verde y con fauna tropical. Luego de intercambiar ideas nos dimos cuenta que, tanto yo como Ana y María Cher, compartíamos un amor por nuestra versión autóctona de la selva tropical que es el denso bosque del Delta del Paraná, a solo minutos de la Capital Federal. Ésa fue la dirección final del proyecto", comentó Gravinese.
"Para mí, solo significó un leve desvío de la temática que venía trabajando en mis pinturas que para entonces eran casi exclusivamente paisajes locales. Decidí incorporar la figura femenina protagonista de mis pinturas a la idea original; me pareció coherente con la marca y sentí que acentuaría aún más el misterio femenino de la oscuridad de la selva", agregó el artista platense.
"Trabajé en las fotos con mi modelo favorita que también es la protagonista de la mayoría de mis últimas pinturas. La mujer entonces devenida ser de la selva y animal de poder pasó a ser protagonista de este mural junto a la fauna local de capibaras, garzas moras, yaguaretés, halcones y otras aves", concluyó Gravinese.
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