De allí surgieron diversos elementos como el colorido y adaptabilidad de los kimonos (asimilable a los ponchos), la gráfica tradicional con sus dibujos detallados y prints vibrantes en rojo, fucsia, amarillo y dorado; las acuarelas también fueron referente, con tonos grisáceos y lavados (camel, degradé, topo y nude).
En otro estilo pero en convivencia, los looks de la juventud de Tokyo con superposición de prendas oversized, paleta neutra (negro, gris, camel y azul noche), sumado a algún elemento llamativo y detalles cuidados a la perfección, fueron tenidos en cuenta para la colección.
Tramas, combinaciones de colores y detalles delicados forman parte de la identidad de la etiqueta, que cada temporada se actualizan para crear prendas fáciles de usar y con calce cómodo.
En cuanto a la morfología, la prenda it será el suéter dress, tanto en versión al cuerpo como súper holgada, acompañados de ponchos, que siguen siendo tendencia y el maxitapado infaltable que se suma a calces clásicos pero con un giro en cardigans, chaquetas y abrigos amplios.
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