
A diferencia del anterior unipersonal -también de autoría propia-, el aquí celebrado La Maña, en el cual ya había incitado a los espectadores a reflexionar sobre la soledad, la obsesión y la incomunicación, en esta obra, que se presenta viernes y sábados a las 23, en el Centro Cultural de la Cooperación, DD cava, en el texto y en la actuación, sobre territorios incómodos como la xenofobia o las relaciones laborales.
Así como el empresario Gonzalo -dueña de la fábrica de hielo- y la publicitaria Greta -encargada de armar una campaña para la compañía-, dos del cuarteto de personajes que asume el actor durante una hora y veinte minutos, aparecen más en línea con anteriores trabajos de Dreizik, el nativo de Groenlandia que debe emigrar de su país (¡porque se derritió!), Papic, y sobre todo el veterano empleado de la empresa, Juan José Palos, revelan aspectos de un mundo sórdido y áspero.

Los fanáticos de Damián Dreizik, que aseguran butacas ocupadas en la sala González Tuñon todos los fines de semana (con entradas accesibles a $40), gozarán de Groenlandia y volverán a sorprenderse con la ductilidad del artista.
Quienes no sientan particular predilección por el ex Melli, recordado dúo que compartió durante 8 años con Carlos Belloso, se encontrarán con un espectáculo logrado que despertará muchas risas, y un actor/autor muy completo que puede divertir con todos los recursos disponibles, pero que también es capaz de reflejar con acierto algunas angustias de los tiempos que corren.
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