
Elisa Carrió ya ni siquiera usa el micrófono del recinto de Diputados en las sesiones -una de los temores del poder de turno-, y prefiere recorrer programa de cable que todavía la invitan. Bronceada pero agotada, parece haber sucumbido al aburrimiento de ser crítica del poder de turno. O a las querellas de Julio De Vido.
Mauricio Macri, quien se perfila -o pretende perfilarse- como eventual recambio desde el centro hacia la derecha en el 2007, confesó públicamente que el Congreso lo aburre (y esa condición, la del aburrimiento, puede ser un pecado capital en la política criolla). Como si se burlara de sus votantes que encima contribuyeron a que Borocotó alcanzara una banca y terminara obsequiándosela a Alberto Fernández, cual canonjía. Una lástima, porque Macri podría aprovechar la sordina de "Lilita". Todavía podría sacar rédito de la defección de Eduardo Lorenzo (a) Borocotó hacia los brazos kirchneristas y de otros imitadores menos conocidos por el gran público. Pero la oratoria, igual que el quehacer legislativo, no son precisamente el mayor atributo, del ingeniero. Encima a su derredor no prevalecen los grandes estrategas o tácticos, como si en política se pudiera desequilibrar, se pudiera ganar, con recursos económicos o con la garra. Como pasa en las canchas de fútbol los domingos.
Para generar más confusión, al distanciamiento con Ricardo López Murphy -a quien la suerte no lo acompaña-, Macri le suma su inconstancia. Sigue dando vueltas y todavía no termina de definir cuál será su destino el año que viene. No acaba de encontrar su lugar en la arena política actual.

Algunas conclusiones al pasar:
No parece muy acertado destinar esfuerzos a seguir los pasos de Telerman y sus ministros que asumieron, tras la destitución de Aníbal Ibarra, sin aval del gobierno K, hace menos de 15 días. Una imprudencia. Entonces, involuntariamente, una vez más Mauricio -como los demás opositores- termina siendo funcional a Kirchner. Y abona, en cierto modo, la teoría conspirativa de que contribuyó a la caída de Ibarra. ¿Ahora va por Telerman?
Además, si Macri pensara que hay que controlarlo, debería plantear públicamente la reformulación de los organismos constitucionales, que existen en jurisdicción, destinados para hacer ese labor. ¿La gente, más allá de que sólo hay cabida en la tapa de los diarios para la política que hace K -por méritos propios y ajenos-, no entenderá que hubiera sido mejor que Macri ofreciera ayuda al flamante sucesor de Ibarra, en lugar de acorralarlo con un listado de especialistas que, nadie garantiza, posiblemente, no lleguen a ninguna conclusión importante en sus conciliábulos? ¿No hubiera sido mejor una virtual tregua y esperar hasta mediados de año, por lo menos, para poner en funcionamiento este gabinete macrista?
¿Será un capricho de Mauricio o lo habrá alentado su segundo de Compromiso para el Cambio, el

Estos interrogantes, cómo qué va a hacer Macri en las próximas elecciones mientras se aburre en el Congreso, son un enigma. Mientras tanto, Kirchner hace jueguito delante de empresarios y trabajadores, reta al inefable Hugo Moyano -uno de los tantos opositores potenciales que anidan en el riñón K, pero que vuelven a transformarse, instantáneamente, en fervorosos oficialistas en cuanto consiguen recomponer "la caja"-, y la oposición mira las escenas por TV y no entiende bien en qué se está equivocando. Un psiquiatra, por favor.
Marcelo Mendieta (http://elinformatorio.blogspot.com/)
No hay comentarios. :
Publicar un comentario