El estrés es la gran pandemia de nuestro siglo. Se calcula que una de cada cuatro personas lo padece en el mundo: ¡más de un billón y medio!
El estrés, sostenido en el tiempo, produce efectos nefastos, desde nuestra salud hasta en nuestro estándar de vida. Justo, todo aquello que consideramos fuente de nuestro bienestar. Ahora, no podemos tener bienestar y estrés a la vez. Tenemos uno u otro. Si estamos estresados, no tenemos bienestar para nuestras vidas.
Es importante comprender que todo lo que ocurre, ocurre para algo. El estrés no es la excepción. Si estamos atravesando por él, es que algo tenemos que mirar y aprender.
Por eso, el estrés puede enseñarnos, convertirse en un maestro. Y cuando logramos salir de él, siempre y cuando no nos queden secuelas físicas irreversibles, obtenemos gran creatividad, energía y bienestar. El cambio que generamos después de haber transitado este camino y haber podido liberarnos, puede resultar uno de los más significativos de nuestra vida.
El estrés es una reacción física de nuestro cuerpo que afecta no solo nuestra salud, sino nuestra vida emocional, espiritual, relacional. Ocurre ante estímulos externos que cada uno interpreta como alerta, peligro, amenaza. Y remarco cada uno, porque lo que estresa a cada persona, es diferente.
Por estímulo, me refiero a situaciones que nos generan miedo, ansiedad. Son circunstancias que sentimos que nos sobrepasan y éstas no son las mismas para cada persona. Pero no son en sí las circunstancias las que provocan el estrés, sino la reacción desde el miedo, nuestra interpretación de ellas.
Creemos que todos los factores estresantes están afuera de nosotros, en situaciones laborales, familiares, sociales. Y en realidad, la mayoría de ellos están en nosotros: forman parte de nuestras creencias, de nuestras emociones, de la forma en la que estamos encarando nuestras acciones, de mecanismos aprendidos que no podemos soltar y nos afectan. Seguimos repitiendo una y otra vez las mismas posibles soluciones a los problemas, sin poder resolverlos. Esto hace que una y otra vez, nuestro cuerpo esté en alerta, agotado, cada vez con mayor desgaste.
Reconocer cómo nos afecta el estrés, es fundamental. Se pueden ir registrando los síntomas para hacer detecciones tempranas. Hay señales de alerta que nuestro cuerpo da. Y, sin embargo, estamos tan ocupados tratando de resolver aquello que creemos que es lo que "anda mal" o corriendo atrás de lo que queremos aún cuando ya estemos agotados, que no las escuchamos a tiempo.
La gran pregunta es ¿cuánto tiempo es capaz el cuerpo de soportar los factores que nos estresan sin enfermarse? ¿Cuántas alertas necesitamos para parar un poco y resolver de raíz de lo que nos estresa?
Si vemos al estrés como un maestro, él nos permitirá encontrar soluciones creativas a los "problemas", a esas circunstancias externas que nos hicieron caer en él.
Podemos decir entonces que: no hay una única causa. Y no hay una misma raíz en el estrés de cada persona. Lo que a mí me estresa puede no hacerlo en otra persona. Sin embargo, el mecanismo que detona nuestro cuerpo, es similar, enfermando diferentes partes del cuerpo.
Por todo esto, la solución es individual y se refiere a un cambio en creencias, emociones, hábitos y conductas de la persona. Y este cambio es posible.
¿Por qué abordar el estrés desde el coaching y otras terapias complementarias, tales como la EFT (Tapping)? El coaching trabaja con una mirada integradora del ser humano, en la cual nuestras conversaciones, creencias, emociones, nuestro cuerpo, nuestra energía, nuestra alma, caminan juntas. El coaching nos permite abrir conversaciones para trabajar desde una o todas esas áreas en busca de un cambio.
La técnica de EFT, Emotional Freedom Techniques, resulta sumamente efectiva a la hora de trabajar los miedos y ansiedades. Recomendada por Louis Hay, por Wayne Dyer, Jack Candfield. De ella, ha dicho el doctor Deepack Chopra: "EFT ofrece grandes beneficios curativos". Y realmente lo hace.
Poder liberar emociones nos permite reordenar nuestro equilibrio entre lo físico, lo mental. lo emocional y o espiritual.
Se trata de una técnica muy simple y efectiva.
Probado el método con miles de excombatientes en Estados Unidos se han resuelto con esta técnica desde ataques de pánico hasta adicciones. En complemento con el coaching. Permite trabajar las creencias que provocan el estrés, que suelen estar relacionadas con miedos fundantes: a no poder cumplir, a no ser capaz de lograr las cosas, a ser menos que otro, a que los demás dejen de valorar a la persona por el cargo que ocupa, etcétera.
O con ansiedades tales como el querer hacer las cosas perfectas, querer tener todo bajo control todo el tiempo, querer tener todo listo en el momento, o por el contrario, querer comenzar algo y tener el hábito de postergar. Y con temas referidos a lo relacional: no poder delegar funciones, no poder comunicar claramente, no poder escuchar a los demás sin juzgar, necesidad de pelear por tener razón, miedo a perder una relación, etcétera.
El estrés puede convertirse en un gran caos para tu vida, tu salud, tu bienestar, tu trabajo, tus relaciones, tus finanzas. O ser un gran maestro. Puede enseñarte qué es lo que necesitás cambiar y cómo lograrlo de otra manera. Puede mostrarte nuevos caminos, nuevas herramientas que tenés dormidas, nuevas creencias que te ayuden a llegar más lejos con menos costo emocional y físico. De vos depende.
¿Qué elegís, que sea un caos o se transforme en un maestro? Cuando lo descubrís como maestro, el estrés pierde su poder de destrucción y te ayuda a comenzar a construir o reconstruir tu vida. De vos depende.
(*) La autora de la columna (foto principal) es coach, escritora, abogada y mediadora.
Más información vía laurabarrera2012@gmail.com, en Facebook (Laura Barrera) y Twitter (@labarrera11).
jueves, 5 de septiembre de 2013
Salud & Bienestar: cómo puede afectar el estrés en la vida cotidiana, por Laura Barrera (*)
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1 comentario :
Está buenísimo el artículo, genial y muy atractivo... claramente se entiende lo que expresa su autor.
Gracias!
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