Los miedos al momento del parto son diferentes según las culturas, edades y la representación social que se tenga sobre dar a luz.
La incertidumbre y las experiencias previas suelen ser variables que pueden influir en ese momento, ya que, los seres humanos ante situaciones nuevas o desconocidas, analizan el contexto y evalúan si cuentan o no con los recursos que cree pertinentes para enfrentarla.
Es importante no generalizar. El miedo es una emoción normal en las personas, y es más, a veces, puede traer problemas el no registrar el miedo. Es una señal que pone en estado de alerta o de tensión, que facilita el afrontamiento. En otros casos, paraliza y no permite encontrar cuál es la mejor manera de seguir adelante.
Dentro del Equipo de Psicología Perinatal en la Fundación Hospitalaria, hace algunos años se realizó un estudio con una muestra de 250 madres sobre los temores que aparecen en el último trimestre del embarazo.
Al procesar los datos, observamos que las preocupaciones sobre el parto, las vinculadas a la salud del bebé, el dolor y un trabajo de parto prolongado aparecen de forma elevada, en 77 % del total de las preocupaciones maternas. Más allá de haber tenido un embarazo saludable, el parto tenía una representación amenazante o peligrosa.
¿Cómo puede la futura mamá trabajar los miedos? Lo primero que aconsejamos es normalizar la experiencia. El acto de sentir miedo puede tener diferentes grados, algunos ayudan a percibir lo amenazante de la situación y poder afrontarla.
Otras cosas que pueden ayudar dependen del estilo que tiene la mamá y del vínculo con su pareja, y las otras personas significativas de su entorno cercano. A veces, con la mejor intención de brindar ayuda, no le permiten a la madre ser activa en la búsqueda de lo que la alivia.
Algunas mamás se sienten aliviadas con la búsqueda de información confiable y puntual acerca de los procedimientos a realizar, familiarizándose con el lugar, los tiempos y los profesionales. Otras mamas necesitan y le son útiles otras experiencias (distraerse, concentrarse en otras cosas que la hagan sentir productiva).
Otras mamás implementan técnicas de relajación o respiración profunda y visualización como herramientas ante el manejo de la ansiedad elevada o temor excesivo, como la meditación, el yoga y actividades físicas que ayuden a conectarla con su cuerpo en este período de cambios tan intensos.
La consulta al terapeuta debería realizarse siempre que la paciente considere que la situación la desborda y cree que el conversar con un especialista podría ayudarla.
Lo más importante es no patologizar la situación, porque esto podría traer consecuencias más negativas que brindar ayuda.
(*) La columnista -foto- es doctora en psicología (MN 14363) de la Fundación Hospitalaria, Cramer 4601 (CABA), teléfono: (011) 4704-2300; y Fundación Aigle.
lunes, 29 de mayo de 2017
Cómo enfrentar el miedo al parto, por Edith Vega (*)
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