"Hace 12 años que estamos trabajando, sin éxito, para que el Congreso Nacional sancione una ley que obligue a las obras sociales y prepagas a dar cobertura a los tratamientos de fertilización asistida", explicó Isabel Rolando, de Asociación Concebir, en diálogo con El Informatorio-Radio Palermo.
La Justicia suele ser lenta, pero lo importante es que llegue: en un fallo inédito para la ciudad de Buenos Aires, una jueza obligó a una obra social a cubrir el tratamiento de una pareja por medio de una técnica de reproducción asistida de alta complejidad.
La jueza en lo Contencioso y Administrativo, Patricia López Vergara, hizo lugar a una acción de amparo de Marisa Liguori y Marcelo Roberto Ayuso, presentada en mayo del año pasado.
Isabel Rolando, presidente de la Asociación Concebir, explicó qué sucede con la regulación de la fertilización asistida y por qué el fallo, si bien resulta plausible y sienta precedente, es un caso aislado.
Marcelo Mendieta: ¿Cuál es la importancia de este fallo para Uds, que tanto contribuyen a que las parejas hagan realidad el sueño de ser padres?
Isabel Rolando: Crea precedente. Es muy importante que una jueza haya dado lugar a esta medida. Nosotros somos un grupo de auto-ayuda de parejas con dificultades para concebir, que hace 12 años que estamos trabajando, y dentro de nuestros objetivos –más allá de acompañar a la pareja e informar sobre el camino hacia la búsqueda de un bebé que no viene naturalmente, y bajo la experiencia de haberlo pasado, porque las que fundamos Concebir fuimos mamás de esta manera-, figura éste, fundamental, en tercer orden: el de impulsar una ley que nos pueda proteger. La estamos buscando hace 12 años. Y esta medida que fue muy individual, lamentablemente, en el sentido de que fue muy bueno como antecedente, pero lo que estamos buscando es que la cobertura sea para todas las parejas. Hemos presentado ante la Cámara de Diputados 2 veces nuestro proyecto de ley para que regule la actividad, el 96 y en el 2005. Y trabajamos mancomunadamente con las comisiones de Salud de la Cámara Baja y del Senado, pero no llegamos a buen puerto.
M. M.: ¿Se sabe por qué estos proyectos no avanzan?
I. R.: No terminan de definirlo… En el primer acercamiento, en el 96 y hasta el 99, trabajamos con los asesores de muchos diputados. En ese momento, varios legisladores presentaron iniciativas muy buenas de regulación de la actividad. Había proyectos restrictivos que limitaban la cantidad de óvulos a fecundar, prohibían determinadas prácticas como la criopreservación, o sea el congelamiento de embriones y la donación de gametas que muchas parejas necesitan en el tratamiento para tener su hijo… Por una cuestión dogmática, en realidad. Había diferentes posturas. Se hizo muy peliagudo y hubo una media sanción, en Senado, con un texto muy restrictivo que, por suerte, no salió. Quedó en Diputados… En 2005 presentamos el segundo proyecto, que fue aggiornado porque las técnicas avanzan día a día, y en 2006 estuvimos trabajando con los asesores del Senado, ya que hay un proyecto de la senadora Haidée Giri, presidenta de la comisión de Salud, que estuvimos trabajando con médicos… viendo todas las posiciones. A fines del año pasado, lamentablemente, quedó allí. Y este año, supongo que por cuestiones electorales, el tema no surgió… Lo que pretendemos es que la infertilidad sea considerada una enfermedad, que lo es según la Organización Mundial de la Salud. Nosotras no hacemos estos tratamientos porque nos gusten o de esnobismo, sino porque la naturaleza nos dijo que no. Y gracias a las técnicas que hace muchos años se practican en la Argentina, y con un nivel científico de primera; es uno de los primeros países de Latinoamérica en avances de reproducción asistida. La idea es que sea considerada enfermedad, que se promulgue la ley y que a raíz de esta norma nacional –para que todas las parejas puedan llegar a buen término con este tratamiento- lo cubran las obras sociales y las empresas de medicina prepaga. Porque estamos excluidos y hay un acto discriminatorio: pues somos pacientes enfermos y no cubren diagnósticos, tratamientos o medicación que es muy cara. Y lo que logró esta pareja es muy bueno, pero muy individual. Lo que le decimos a todas las parejas que nos están escuchando, y que pertenecen al grupo, es que no es tan fácil “conseguir” un juez que dé ha lugar… Se puede ir con todos los papeles y toca un juez que no está de acuerdo con esto, y todos los gastos que conllevan hacer una demanda, insume mucho dinero que podría utilizarse para un tratamiento.
“No hay que bajar los brazos: se pueden hacer denuncias ante Defensa del Consumidor como discriminación, aunque no esté dentro del Plan Médico Obligatorio, pero al ser una enfermedad el Estado tiene la obligación de incluir en el PMO para poder llevar adelante estos tratamientos. Porque hay muchísimas parejas que, por no disponer de recursos, no lo pueden realizar”, concluyó Isabel Rolando, de la Asociación Concebir, cuyas charlas, talleres, jornadas y encuentros son gratuitos.
Contacto: http://www.concebir.org.ar/; info@concebir.org.ar; teléfonos (011) 4941-9209 y 4703-0614.
La Justicia suele ser lenta, pero lo importante es que llegue: en un fallo inédito para la ciudad de Buenos Aires, una jueza obligó a una obra social a cubrir el tratamiento de una pareja por medio de una técnica de reproducción asistida de alta complejidad.
La jueza en lo Contencioso y Administrativo, Patricia López Vergara, hizo lugar a una acción de amparo de Marisa Liguori y Marcelo Roberto Ayuso, presentada en mayo del año pasado.
Isabel Rolando, presidente de la Asociación Concebir, explicó qué sucede con la regulación de la fertilización asistida y por qué el fallo, si bien resulta plausible y sienta precedente, es un caso aislado.
Marcelo Mendieta: ¿Cuál es la importancia de este fallo para Uds, que tanto contribuyen a que las parejas hagan realidad el sueño de ser padres?
Isabel Rolando: Crea precedente. Es muy importante que una jueza haya dado lugar a esta medida. Nosotros somos un grupo de auto-ayuda de parejas con dificultades para concebir, que hace 12 años que estamos trabajando, y dentro de nuestros objetivos –más allá de acompañar a la pareja e informar sobre el camino hacia la búsqueda de un bebé que no viene naturalmente, y bajo la experiencia de haberlo pasado, porque las que fundamos Concebir fuimos mamás de esta manera-, figura éste, fundamental, en tercer orden: el de impulsar una ley que nos pueda proteger. La estamos buscando hace 12 años. Y esta medida que fue muy individual, lamentablemente, en el sentido de que fue muy bueno como antecedente, pero lo que estamos buscando es que la cobertura sea para todas las parejas. Hemos presentado ante la Cámara de Diputados 2 veces nuestro proyecto de ley para que regule la actividad, el 96 y en el 2005. Y trabajamos mancomunadamente con las comisiones de Salud de la Cámara Baja y del Senado, pero no llegamos a buen puerto.
M. M.: ¿Se sabe por qué estos proyectos no avanzan?
I. R.: No terminan de definirlo… En el primer acercamiento, en el 96 y hasta el 99, trabajamos con los asesores de muchos diputados. En ese momento, varios legisladores presentaron iniciativas muy buenas de regulación de la actividad. Había proyectos restrictivos que limitaban la cantidad de óvulos a fecundar, prohibían determinadas prácticas como la criopreservación, o sea el congelamiento de embriones y la donación de gametas que muchas parejas necesitan en el tratamiento para tener su hijo… Por una cuestión dogmática, en realidad. Había diferentes posturas. Se hizo muy peliagudo y hubo una media sanción, en Senado, con un texto muy restrictivo que, por suerte, no salió. Quedó en Diputados… En 2005 presentamos el segundo proyecto, que fue aggiornado porque las técnicas avanzan día a día, y en 2006 estuvimos trabajando con los asesores del Senado, ya que hay un proyecto de la senadora Haidée Giri, presidenta de la comisión de Salud, que estuvimos trabajando con médicos… viendo todas las posiciones. A fines del año pasado, lamentablemente, quedó allí. Y este año, supongo que por cuestiones electorales, el tema no surgió… Lo que pretendemos es que la infertilidad sea considerada una enfermedad, que lo es según la Organización Mundial de la Salud. Nosotras no hacemos estos tratamientos porque nos gusten o de esnobismo, sino porque la naturaleza nos dijo que no. Y gracias a las técnicas que hace muchos años se practican en la Argentina, y con un nivel científico de primera; es uno de los primeros países de Latinoamérica en avances de reproducción asistida. La idea es que sea considerada enfermedad, que se promulgue la ley y que a raíz de esta norma nacional –para que todas las parejas puedan llegar a buen término con este tratamiento- lo cubran las obras sociales y las empresas de medicina prepaga. Porque estamos excluidos y hay un acto discriminatorio: pues somos pacientes enfermos y no cubren diagnósticos, tratamientos o medicación que es muy cara. Y lo que logró esta pareja es muy bueno, pero muy individual. Lo que le decimos a todas las parejas que nos están escuchando, y que pertenecen al grupo, es que no es tan fácil “conseguir” un juez que dé ha lugar… Se puede ir con todos los papeles y toca un juez que no está de acuerdo con esto, y todos los gastos que conllevan hacer una demanda, insume mucho dinero que podría utilizarse para un tratamiento.
“No hay que bajar los brazos: se pueden hacer denuncias ante Defensa del Consumidor como discriminación, aunque no esté dentro del Plan Médico Obligatorio, pero al ser una enfermedad el Estado tiene la obligación de incluir en el PMO para poder llevar adelante estos tratamientos. Porque hay muchísimas parejas que, por no disponer de recursos, no lo pueden realizar”, concluyó Isabel Rolando, de la Asociación Concebir, cuyas charlas, talleres, jornadas y encuentros son gratuitos.
Contacto: http://www.concebir.org.ar/; info@concebir.org.ar; teléfonos (011) 4941-9209 y 4703-0614.
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