
Cuando la separación de
Serú Girán era un hecho en febrero de 1982,
Pedro Aznar –principal “responsable” de la disolución porque se iba a estudiar en Berklee y a sumarse al
Pat Metheny Group- declaraba a la revista
"Expreso Imaginario" (hoy reciclada, vía Pettinato, en
“La Mano”) que
Charly García y David Lebón podían continuar con el grupo, rodeándose de músicos de sesión alla Steely Dan. La profecía no se cumplió: hubo despedida en Obras en marzo de ese año, y cada cual emprendió su camino con alguna esporádica y circunstancial reunión de a pares, tríos o la completa, decepcionante y comercial reaparición de Serú en 1992 en el estadio de River.
Hoy, aquella frase de Aznar bien podría aplicársele a él mismo y a David Lebón. Con un Charly García erosionado por tantos vaivenes y tentaciones non sanctas, Aznar-Lebón están en óptimas condiciones de convertirse en un dúo como Donald Fagen y Walter Becker, y contratar acompañantes para presentarse en vivo y grabar discos. Porque, gracias a Dios, están sanos y salvos, como si el tiempo -a pesar de las canas, algunos kilos de más y la pérdida de cabello- los hubiera vuelto más sabios técnica y espiritualmente en material artística.
Pedro y David son más que la mitad de aquel grupo que marcó la historia del rock nacional desde 1978. Tras la muerte del baterista Oscar Moro y en medio de las idas y venidas del incurable García,
aparecen en escena intactos, maduros, con las voces más afinadas que nunca (también lo fueron en SG)
y una experiencia, sobriedad y técnica im-pre-sio-nan-tes.Con un sónido admirable y una puesta en escena mínima pero efectiva, Aznar y Lebón –sólo para decirlo en órden alfabético- se están presentando en una suerte de recital de cámara antológico, casi unplugged sin el MKT y la parafernalia de MTV de coristas, percusionistas y violines, en el ND/Ateneo, acompañados sólo por un impecable Andrés Beeuwsaert en teclados y coros. No hace falta más para este verdadero power trío del corazón.
Sin alardes pero con maestría, calidez y mucho afecto por sus seguidores, se expresan a través de arreglos extraordinarios de sus propias creaciones y recreaciones de autores

extranjeros como
la excepcional versión en español de “God only knows” –original de los mejores Beach Boys (los que ya no iban tan seguido a surfear a la costa de California)- ya interpretada por Aznar + Charly en Tango 4 hace unos años, y que
en un teatro colmado se transforma en un himno que eriza la piel y que permite participar a todos en los coros. ¡Es una fiesta para el alma!
Lebón demuestra sus habilidades con las guitarras acústicas de 6 y 12 cuerdas, o con la eléctrica. Pero sorprende como armoniquista y con su afiatado timbre de voz. Generoso, le cede el virtuosismo a Pedro en uno de los clásicos de David, “Casa de arañas”, y en otros pasajes. Claro, Aznar se pasea por los bajos, las guitarras –incluida la steel guitar- y los teclados con una soltura única. No hace falta que hablen entre un tema y otro. Apenas lo indispensable. La comunicación y comunión entre la dupla y el público no tiene interferencias o fisuras. El ND/Ateneo está encantado.
En la platea, se mezclan cuarentones con calvas incipientes y sus hijos adolescentes, parejas, treintañeros y chicos de veintipico que sólo conocieron a Serú por las grabaciones y/o que ya

vieron a Aznar y a Lebón en solitario y vienen por más.
Todos se deleitan al verlos juntos, felices, disfrutando de estar arriba del escenario como dos viejos –o no tanto- amigos que se juntan en el living a tocar, pero que no se permiten desajustes o zapadas: respetan a la audiencia que seca lágrimas y no disimula sonrisas en dosis similares, y entregan lo mejor de sí. Se nota que
están inspirados con los instrumentos y que no hace falta que salten o se tiren al piso –como solían hacer
altri tempi- para que todos sepan que
nada puede provocarles más alegría que estar allí frente a su gente que los ovaciona, los despide de pie (tras reclamarles varias veces que vuelvan al escenario; y
ellos acatan y retribuyen el pedido sin retaceos o vedettis-mos), y les agradece tanta vitalidad y talento.
Que el concierto se traduzca en un CD es un hallazgo y un tortura no apta para ansiosos, tanto como esta serie en el ND/Ateneo que, por suerte, se repetirá, después de 2 fines de semana sold out, el próximo sábado 14 y domingo 15, a las 21.
Si el repertorio que repasa hits de ambos
–“Dos edificios dorados”, “El tiempo es veloz”, “Fotos de Tokio”, etcétera-, composiciones nuevas -como la excelente y vibrante
"Mano Dura"-, especialmente realizadas para esta serie de shows, y hasta una versión de un clásico de
Edgar Winter, tiene siempre presente a Serú,
en los bises termina de corporizarse el fantasma de ese grupo genial que fue SG con “Noche de perros” y “Seminare” en recreaciones inolvidables, de colección.

Y hasta se dan el lujo (hay material de sobra, claro) de omitir -¿para futuras performances?-
“San Francisco y el lobo” o
“Parado en el medio de la vida”. ¿O habrá sido para cuidar los corazones sensibles de estos veteranos fans que reemplazaron los encendedores de Obras de los 70/80 por la luz de los celulares, mientras cantan el clásico himno de las multitudes de Woodstock?
ND/Ateneo. Paraguay 918, Ciudad de Buenos Aires. Boletería: (011) 4328-2888 lunes a sábados de 12 a 20hs. O por
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