Sin embargo, la mayoría de estas plataformas no consigue mantenerse en el tiempo: 70 % fracasa.
El más reciente Estudio de Impacto de la Fundación Iberoamericana de Salud Pública (FISP) identifica dos causas centrales detrás de este resultado: una débil estrategia comunicacional hacia el público y la falta de preparación del equipo sanitario para incorporar estas herramientas a la práctica cotidiana.
Latinoamérica vivió un crecimiento acelerado de soluciones digitales en salud, pero la mayoría de las apps no logra impacto duradero: se abandonan rápidamente o no se integran a la práctica profesional.
El estudio pone el foco en el lado blando del problema: fallas en la comunicación y la falta de capacitación. A partir de allí, compara estos errores con estrategias exitosas de marcas globales como Coca-Cola, McDonald's, Starbucks y Apple, y propone recomendaciones concretas para mejorar la adopción de estas herramientas en el futuro.
Las aplicaciones de salud necesitan dejar de pensarse como meros productos funcionales. Deben convertirse en experiencias atractivas, confiables y necesarias. Eso sólo se logra con una estrategia centrada en las personas.
Como diría Steve Jobs: "Comienza por la experiencia del usuario y trabaja hacia atrás, no al revés".
Es hora de que el sector salud aprenda de quienes mejor saben conectar con audiencias: el marketing, el diseño y la comunicación.
FISP propone un nuevo paradigma, donde tecnología y humanidad trabajen juntas, con el objetivo de generar impacto real y sostenido.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario