viernes, 2 de febrero de 2018

Salidas: Ninina propone bebidas y platos livianos y deliciosos (aun cuando se quede sin queso)

Ninina Bakery posee tres locales gastronómicos en la ciudad de Buenos Aires, uno en Villa Urquiza (Holmberg 2464), otro en Palermo Soho (Gorriti 4738),
y el restante en el MALBA (Av. Figueroa Alcorta 3415).

El menú es muy amplio, ya que se sirven desde desayunos muy completos y nutritivos hasta hamburguesas, omelettes con huevos de campo y originales ensaladas, pasando por una pastelería deliciosa y tentadoras opciones de brunch.

La marca reivindica la preparación de platos con ingredientes orgánicos y la exclusión de conservantes.

La idea consiste en combinar sabores exquisitos y saludables con un ambiente confortable, luminoso y con predominio de marmol y madera.

Ninina propone sentarse a tomar un rico café o incluso un cóctel en pareja o con amigos, y comer una delicatessen en el lugar, o bien comprar tortas de alta pastelería y llevarlas para degustar en casa, sea propia o de seres queridos, bajo la creciente modalidad take away.

Además de las tortas -que se destacan por la variedad y cantidad-, otro punto fuerte de Ninina son las bebidas: limonadas, jugos y licuados.

Las limonadas, que contienen miel orgánica, vienen, por ejemplo, con menta, albahaca, arándanos o frutillas.

Para los jugos y licuados, se emplean frutas y verduras. Y con un detalle clave: carecen de agregado de azúcar o algún otro endulzante.

El Informatorio hizo una excursión dominical a la tienda de Ninina en Palermo Soho.

Así, pudimos comprobar que la falta de conservantes y la apuesta por ingredientes orgánicos proporciona un doble efecto: los alimentos y bebidas resultan livianos y agradables al paladar, si bien se diluyen un poco -casi de manera imperceptible- los sabores.

Parece imposible que cualquier producto que uno consuma pueda caer mal. Y eso es un mérito.

Se le puede criticar al local de la calle Gorriti (desconocemos si es un sello de todas las sucursales) una cuestión estética: el abuso de la música clásica -sobre todo sinfónica- para la ambientación (debe resultar muy propicia para la cafetería del MALBA).

Es cierto que no provoca rechazo como podría suceder con un género demasiado popular, pero parece demasiado ceremoniosa para un lugar frecuentado por jóvenes.
Y puede resultar aburrida.

Se podría musicalizar con chill out o acid jazz, sin dejar de pasar, de vez en cuando, algo clásico.

Más grave es que quieras comer una croissoint con jamón y queso, y primero te digan que no tienen jamón. Entonces, la pidas solo con queso. Pero tengas que comerla sola porque tampoco hay queso. Y, al final, uno se entere de que ¡jamón sí había!

Es muy poco serio: que un local de estas características se quede sin queso un domingo antes de las 20, cuando cierra a la medianoche. Una verdadera lástima.

Fotos: El Informatorio.

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