jueves, 26 de agosto de 2010

Tinker Bell: Hadas al rescate invita a un mundo de ensueño, ideal para los más pequeños y las niñas

Desde el comienzo Tinker Bell: Hadas al rescate, que se estrenará el 2 de setiembre en los cines argentinos, impacta por la inmensa paleta de colores pastel que se despliega en la pantalla, e invita a dejarse llevar a un mundo de ensueño.

Con producción ejecutiva del doble ganador del Oscar, John Lasseter, director creativo de Pixar y Disney Animation Studios, la tercera película de la saga Hadas ofrece una historia ideal para disfrutar junto a los pequeños de la familia, y en particular con las niñas que quedarán fascinadas por el mundo de fantasía e ilusión, propuesto por Tinker Bell y sus amigos.

La protagonista establecerá un vínculo especial -en las afueras de Londres, a comienzos del siglo XX, según la ambientación del filme-, con la solitaria Lizzy, quien vive obsesionada con las hadas, en contraposición con su padre, un buen hombre que, dedicado a la ciencia (además de criar a su hija y atender contingencias de la vida hogareña), captura mariposas para estudiarlas y exhibirlas en un museo.

Por supuesto, la prolífica y encantadora imaginación de Lizzy chocará con la racionalidad del papá, y desatará conflictos y aventuras, aunque sin caer en golpes bajos: la ausencia de figura materna no parece provocar otro efecto que la necesidad de la nena por aferrarse a estas etéreas figuras femeninas que habitan su mente, así como sus juegos y dibujos. Y que, finalmente, encarnan en Tinker Bell.

Con previsible final feliz, la producción de Disney cumple de manera acabada con el cometido de entretener y emocionar de la mano de este entrañable personaje que, tras surgir hace décadas en Peter Pan, cobró merecida entidad para deleite, sobre todo, de las espectadoras menudas.

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