jueves, 2 de marzo de 2006

Radicales deberían ponerse contentos: K habló de la UCR y de supuestas coimas

Los radicales, los que se oponen al gobierno de Néstor Kirchner y no los que dejan atrás las banderas partidarias por el monedero de la coparticipación de fondos (sean gobernadores, intendentes o sus aliados y subalternos), deberían ponerse contentos: el Presidente de la Nación se refirió a la UCR en un discurso, a menos de 24 horas de haberse retratado -menemísticamante- con Bono, el cantante de U2, quien, dicho sea de paso, saludó con reverencias palaciegas a la primera dama.
Es decir que, al menos en el terreno testimonial, los hombres de la boina blanca recuperaron el papel perdido de oposición a tener en cuenta en la agenda K. Desplazados por Carlos Menem, Eduardo Duhalde, Elisa Carrió, Mauricio Macri y últimamente Ricardo López Murphy -el único respetado como rival por K, Joaquín Morales Solá dixit- en materia de saliva presidencial, los herederos de Alem, encabezados por el ex gobernador de Mendoza, diputado nacional y titular partidario, Roberto Iglesias, figuran otra vez en la lista negra del primer magistrado. Y no es un mérito a despreciar.
El público ataque kirchnerista a Iglesias no resulta inoportuno: Kirchner mantiene una alianza tácita con el actual mandatario mendocino, Julio Cobos, un radical seducido por la Casa Rosada y por lo tanto adversario doméstico de Iglesias. Este último amenazó con expulsar de la UCR a quienes acompañaron la modificación del Consejo de la Magistratura -el órgano constitucional encargado de nombrar y remover jueces-, confeccionado a medida por Cristina Fernández, para que el PEN extienda sus tentáculos al tercer poder del Estado (ya lo hizo con el Congreso).
A la sazón, entre ambos -Cobos e Iglesias- hay más de una similitud con el caso Duhalde-Kirchner, comparado con la influencia de uno en el otro para ascender al poder y en el distanciamiento posterior (en el caso peronista, por supuesto, llevado al extremo).
Segundo: el sábado se hace la gran fiesta de la Vendimia en Mendoza y, a la semana, K compartirá en esa provincia una cumbre con Lula y Hugo Chávez por el tan mentado mega-gasoducto (si bien este último evento fue postergado, según se confirmó hoy viernes, por "problemas de agenda").
En consecuencia, la tierra del buen sol y del buen vino será escenario de la 1° A de la política nacional y de la bolivariana en algunos días más (aún no se confirmó la fecha del encuentro Lula-Chavéz-Kirchner). Practicar tiro a Iglesias no parece una simple coincidencia en la oratoria de Kirchner.
Por cuerda separada, desprovisto de inocencia a ojos de simpatizantes (pero arropado en ella frente a un auditorio avisado), el inquilino del sillón de Rivadavia acude a un argumento peligroso: la supuesta coima que pagó la administración De la Rúa en el 2000 a cambio de la ley laboral.
Con este recuerdo, cuya pesquisa sigue tramitándose en Tribunales federales, K pretende tapar un escándalo más reciente, aunque de similares sospechas, y sobre el cual no da mayores explicaciones.
La votación, por abrumadora mayoría, de la reforma del Consejo de Jueces, con la ayuda inesperada de provinciales hasta ese momento enrolados en el macrismo, como los renovadores salteños Andrés Zottos y Carlos Sosa, varios radicales disidentes y duhaldistas arrepentidos, entre ellos, el reforestado Carlos Ruckauf, Alfredo Atanasof, Luis Barrionuevo y otros santos varones (y damas).
Es ridículo, de cualquier forma, que Kirchner la emprenda contra Iglesias por este tema: era gobernador mendocino en ese momento y no apareció siquiera rozado por este triste capítulo de la gestión aliancista. Absurdo también es que el santacruceño saque a la luz lo peor de la Alianza para apostrofar a un radical ajeno al affaire, mientras en el actual gobierno revistan hombres que se vieron afectados directamente por aquel presunto soborno.
En el 2000, Carlos "Chacho" Alvarez -hoy secretario del Mercosur y figura favorita del kirchnerismo-, entonces vice de la Nación, encabezaba el Senado, donde se habrían comprado votos para la ley laboral. De los supuestos coimeados, José Luis Gioja -de quien me consta se abstuvo de votar, pero que llegó a figurar en una nomina aportada por "garganta profunda" Mario Pontaquarto-, es gobernador de San Juan y goza del favoritismo kirchnerista (acaba de inaugurar un barrio en la provincia con el nombre del Presidente); Rubén Pruyas es vice de Corrientes, también con la venia nacional; el pampeano Carlos Verna gerencia su provincia -como en la Cámara Alta hacía y deshacía a su antojo en la estratégica comisión de Presupuesto-y, asimismo, cuenta ahora con el OK de K.
Jorge Yoma, que supo tributar -y no sólo oralmente- como nadie al menemismo, formaba parte de aquel grupo de senadores, según dicen los denunciantes, subyugado por la alcancía delarruista. Este riojano, paradójicamente, contribuyó con su pluma y su intelecto a la creación de CFK para quedarse con el Consejo de la Magistratura, la norma del escandalete presente. Como retribución a los servicios prestados a Olivos (como ayer y como siempre, fueran sus ocupantes Menem, ¿De la Rúa?, Duhalde y Kirchner), ha sido condecorado Yoma con el cargo de embajador argentino en México DF, en 2005.
Hay más casos, pero el tiempo y el espacio también son tiranos en el blog.
Volvamos al tema principal.
A falta de diálogo político entre oficialismo y oposición, es un comienzo que el Presidente abra el espectro y le pegue un mandoble al líder de la alicaída, pero todavía segunda fuerza en el país.
Para los que no están enterados se transcribe el cable de la agencia Tass, perdón, Télam sobre la polémica abierta por Kirchner, el mismo día jueves en que recibió a la cantante vernácula Soledad Pastorutti (una forma de compensar con una intérprete nacional los regodeos previos con el irlandés Bono).

El presidente Néstor Kirchner rechazó hoy las críticas del titular del radicalismo, Roberto Iglesias, por la aprobación de las reformas al Consejo de la Magistratura y acusó a la Alianza de haber "comprado voluntades" cuando gobernaba y llevado al país a "a una situación límite".
Al hablar en un acto en la Casa de Gobierno, en el que anunció obras para la localidad bonaerense de Chacabuco, Kirchner dijo que escuchó a Iglesias decir que el gobierno "compró votos" para lograr la aprobación de las modificaciones al Consejo de la Magistratura.

"Fue un acto fallido de Iglesias. El sábado viene un juez a hacer una inspección ocular al lado de mi despacho para ver la mesa donde pusieron la plata de los sobornos en el Senado. Eso era cuando ellos eran gobierno, el desastre que hicieron. Ahí se compraron voluntades", respondió Kirchner.
El Presidente se refirió de esa manera al presunto pago de coimas a legisladores durante el gobierno de Fernando de la Rúa para lograr en el Congreso la aprobación de la reforma laboral. El jefe de Estado abundó luego en las críticas hacia el radicalismo, al señalar que "lo que pasó en el 2001 es responsabilidad de ustedes, que nos llevaron a una situación límite".
Luego, el jefe de Estado preguntó: "¿por qué no un poquito de humildad y ponerse a trabajar por arriba de esas contradicciones, y reconocer las culpas para hacer una Argentina distinta?" "Hay que superar las contradicciones de la vieja política. Los que quieran seguir con la vieja política que sigan, nosotros tenemos que cumplir las tareas para los argentinos que quieren vivir mejor", expresó. Tras la aprobación de las reformas al Consejo de la Magistratura, el radicalismo decidió la expulsión de cinco diputados nacionales del partido que votaron a favor del proyecto oficial.

Marcelo Mendieta (h)

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