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Se lo conoce entre los abogados como un maestro del derecho bancario.
No todos saben de su vocación y actividades como productor artístico, actor, director y dramaturgo.
En este último carácter de Moiseeff, Ediciones Del Empedrado acaba de publicar en un mismo volumen sendas obras de teatro: Todo Súper y Los Entierros.
Sus personajes portan el designio de demostrar/mostrar y aparentar lo que le reclaman los mandatos sociales -éxito, heroísmo, fortaleza-; y al mismo tiempo, ellos asisten al encuentro con lo real, con la verdad que los enfrenta a las astillas de sus sueños.
De esta tensión se trata: sostener la apariencia, no desenmascarar sentimientos, fingir, aplacar rebeldías y deseos, disfrazarse de superhéroes o de intelectuales exitosos, o mitigar el dolor del desengaño amoroso acicalando muertos.
La dimensión trágica que adquieren Todo Súper y Los Entierros conlleva un voltaje superlativo que los autores bien supieron elaborar a través de una estética expresada en el grotesco, la parodia o el sainete.
¿Se atenúa así dicho voltaje? Tal vez todo lo contrario: acerca al lector/espectador aún más a lo bizarro como experiencia tangible y tan carente de sutilezas como son -en realidad- los bajos fondos del alma humana.
Todo Súper fue estrenada en el teatro La Casona y reestrenada en el teatro El Túnel, bajo la dirección de Carlos Evaristo.
Los Entierros permanece inédita. El autor También estrenó Memorias del consuelo, en el teatro Tadrón, dirigida por Osvaldo Peluffo.
Daniela Moiseeff coescribió el libro.
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