En este texto, una novela de amor y celos corta -que se lee con placidez-, el autor elude los aspectos auto-referenciales en la trama, no hay trasfondo político local y tampoco aparecen actores de la vida real con nombres modificados para la ficción, características que suelen atravesar gran parte de sus volúmenes, reeditados por Sudamericana.
En cambio, sitúa la obra en París, donde vivió varios años como embajador argentino ante la Unesco. Y eligió que sus principales figuras tuvieran en común con él raíces en Medio Oriente. A esto, sólo habría que agregar que uno de los protagonistas es periodista -al igual que Asís-, además de poeta.
Pero las semejanzas con la realidad parecen escasas comparadas con otras piezas de la misma pluma, como el ahora revalorizado Diario de la Argentina, La línea Hamlet, Excelencias de la NADA (que también se re-lanzó en estos días) o Partes de inteligencia, que esperamos, muy pronto, vuelva a las librerías.
En Tulipanes, la estructura se apoya en un inestable trípode: el maduro profesor egipcio (Fahd), el cronista libanés (Jalil) y la estudiante de Marruecos (Yashira), que se desmorona por completo a partir de la irrupción de una intrigante francesa, Samara.
A las pasiones cruzadas y explosivas, que detonan de manera inexorable si bien se toman su tiempo, se agregan -en sintonía con el origen de los personajes- supersticiones y hechicerías, como condimentos esenciales de este menú delicioso, con aroma floral, que propone Asís.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario