lunes, 23 de abril de 2012

Libro: con Redacciones, Ulanovsky resume casi medio siglo de periodismo en primera persona

Inspiradora, aleccionadora y apasionante resulta la bitácora que, con formato de libro, publicó Carlos Ulanovsky, bajo el tentador título Redacciones, la profesión va por dentro (editorial Sudamericana).

A punto de cumplir medio siglo con el periodismo, el autor repasa con pasión, nostalgia, equilibrio, humor y hasta autocrítica una trayectoria que comenzó en una revista estudiantil y continúa en la actualidad en Radio Nacional, con escalas -por mencionar algunas de ellas- en El Mundo, Confirmado, La Opinión, la mítica Satiricón, Noticias (el matutino de los Montoneros), Página12, Clarín, Perfil (el fugaz diario de Fontevecchia), varios programas de radio y libros (como Días de radio, Estamos en el aire y Paren las rotativas), y la creación de la escuela TEA.

Uno de los hallazgos de Ulanovsky es que, al mismo tiempo que rinde homenaje a sus grandes maestros y colegas, reconoce, aunque resulte políticamente incorrecto, el apoyo y la generosidad de Bernardo Neustadt, una de las figuras más polémicas de la Argentina (y también más copiada, incluso por sus detractores, en cuanto al recurso de convertir al periodista en hombre de negocios).

El libro, que resume en 250 páginas una impresionante trayectoria y traza una historia en primera persona de los medios, refleja, asimismo, el dolor del exilio o el riesgo de ejercer el oficio de informar en tiempos violentos.

Y no sólo eso: si bien suena un tema menor ante trances tan dolorosos, CU evoca las dificultades de enfrentarse con jefes de mal talante o la angustia de tomar trabajos colaterales, por caso en el ámbito de la publicidad, para sobrevivir en tiempos de escasez.

Las nuevas generaciones, y los aspirantes a entrar en este apasionante mundo, deberían leer con atención este volumen para asumir que, además de talento, se requiere perseverancia, esfuerzo y suerte para ser periodista y poder vivir de ello.

Máxime cuando el mismo Ulanovsky admite que hoy existen menos oportunidades laborales. Con sagacidad, previene, por otro lado, acerca de cómo la tecnología puede conspirar contra algo que nunca deberíamos perder: el contacto con la realidad.

Como resumen, si bien las experiencias resultan intransferibles, hay que mucho que aprender de quienes hicieron aquellas legendarias redacciones en las que sobraban poetas y bohemios, a diferencia de las presentes en las cuales aquéllos parecen haber sido reemplazados por emprendedores y pragmáticos colegas.

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