lunes, 9 de marzo de 2009

Mc Donald's logra convertir el "fast food" en "comida lenta", gracias a un deficiente servicio de delivery

Mc Donald’s posee muchos méritos como compañía, entre ellos, dar empleo a muchos jóvenes que buscan su primer trabajo o desplegar una ponderable tarea social a través de la Casa de Ronald McDonald. Eso sucede en la Argentina y en todo el mundo, más allá de las polémicas –nunca saldadas- sobre la calidad de la comida rápida (aunque esta definición puede sonar ridícula si continúa leyendo estas líneas) que comercializa la empresa con gran éxito desde 1940, y que consumen a diario decenas de millones de personas alrededor del planeta.

Lo que es probable que sea mérito exclusivo de la filial local McDonald’s es el “excepcional” servico de delivery.


Tengo que admitir que demoré este post en varias ocasiones: en parte por cierta pereza y también porque pensaba que no podía criticar la primera falencia, la segunda, la tercera, la cuarta… Sin dar otra oportunidad.

Pero ya perdí la cuenta y tengo ganas de desahogarme después de haber llamado varias veces en los últimos 2 años a McEntrega y haber experimentado que se equivoquen una parte del pedido, que no funcione el sistema de pago con Visa –la única tarjeta de crédito que aceptan-, que no funcione el sistema a secas… Y hasta que nos dejen plantados esperando un pedido que nunca llega…

Lo más complicado: cómo explicarle a una nena, mi hija, que son cosas que suceden. Hay que admitirlo –y esto también fue un motivo para dilatar esta catarsis-: suceden cosas –de verdad- muy graves en la Argentina, y que sufren también los chicos como para quejarse del 0810 de McDonald’s… Aunque, como usuario o cliente que paga por lo que consume, uno tiene derecho a patalear, ¿no?

El viernes pasado (6 de marzo) se volvió a repetir una historia conocida: llamar a McEntrega para hacer un pedido –¡cajita feliz!- y encontrarse, una vez más, con una demora máxima de 2 horas. Sí, ¡2 horas! Y ya nos acostumbramos a esa clase de esperas.

El pedido quedó registrado a las 21.10… Y llegó a las 23.37, tal cual me adelantaron en un mail que recibí (ver imagen) a las 23.31. Dos horas y 28 minutos después de haberlo solicitado. O sea, 28 minutos más tarde del plazo máximo que dijeron por teléfono los operadores. ¿Cuántas hamburguesas pueden cocinarse en las sucursales de la compañía en ese lapso?

¿Eso puede ser considerado un buen servicio? ¿No hubiera sido lógico que alguien de la compañía se hubiera comunicado para avisarnos que había más demora de la usual, como mínimo? ¿No tienen en cuenta que, si bien los pedidos son realizados por adultos, hay niños/as esperando, y que ellos/as aguardan con ansiedad recibir esa hamburguesa (o, en verdad, suelen esperar el juguete que viene de regalo en la cajita feliz)?

No llegó el momento, después de varias quejas telefónicas –suponemos que no somos los únicos que las hemos hecho-, de que mejoren el delivery de McDonald’s. ¿O es que merecemos que nos falten el respeto en slow motion por no saber alimentarnos como recomiendan los especialistas?

La próxima vez, mientras esperamos el pedido (nos va a sobrar el tiempo para una película), podríamos ver en familia Super Size Me y, en todo caso, pedir unas pizzas cruzando los dedos para que esa "comida lenta" nunca llegue. ¡Por el bien de todos (incluida la gente de Mc Donald's a quienes les ahorraremos este tipo de críticas)!

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