Luis D'Elía (foto) cometió toda clase de tropelías verbales, sin reparar en su condición de funcionario público (hasta ayer se desempeñaba al frente de la subsecretaría de Vivienda y Hábitat Social): organizó una minoritaria contra-marcha para diferenciarse de Juan Carlos Blumberg (y le dedicó algunas frases poco felices al padre de Axel), amenazó con expropiaciones y hasta cortó con sus propias manos el alambrado de una propiedad privada en Corrientes...
Lo más reciente, y que precipitó la eyección del piquetero oficialista del gobierno K, fue el colmo de solidarizarse con Irán, cuyo ex mandatario -y varios diplomáticos y ciudadanos- han sido acusados, de manera formal y con pedido de captura internacional, de haber participado de la voladura de la sede de la mutual judía AMIA.
La embestida tribunalicia, demás está decirlo, cuenta con el aval de la administración kirchnerista, aún cuando se trata de la añeja teoría de los tiempos de Carlos Menem, y nada dice sobre la conexión local que permitió aquel salvaje atentado.
Ahora bien, si D'Elía no se privó de dar rienda suelta a su verborragia y sus polémicos gestos con rango de subsecretario de Estado, ¿quién puede garantizar que, de regreso al llano, no se atreva a ir más allá? ¿No se enfrentará Néstor Kirchner, y todos nosotros, a un peligro de mayor envergadura?
¿Un D'Elía auténtico como el que se animó a copar una comisaría en 2004, sin ataduras legales y como gurka incontro-lable al servicio de la causa oficial? ¿Creen que exagero? O todo será parte de la estrategia electoral, con la vista puesta en los comicios de 2007...
Por ahora, parece que Kirchner mantiene la preferencia por los Manolo Quindimil (foto), a pesar de que D'Elía le sirvió de ariete al Presidente para mortificar a la vieja política clientelista del PJ bonaerense, durante la campaña anti-Duhalde de 2005...
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