jueves, 10 de abril de 2025

Debate en la Bioferia 2025: ¿las empresas deben invertir en negocios que contradigan sus valores?

"Así como muchos invierten en las grandes multinacionales, ¿no se podrá poner algo de ese dinero a que crezca en cosas que no sólo den rentabilidad económica, sino que además le hagan un bien a la sociedad y al planeta?", se preguntó Matías Nicolini, director de Instituto Baikal, durante la charla Invertir con impacto, organizada por Trasa en el marco de la Bioferia 2025

La pregunta de Nicolini fue el eje de la charla: quienes buscan rentabilidad a través de inversiones muchas veces no saben qué negocios están respaldando, y no son pocas las veces en que estos negocios van en contra de los valores de los capitalistas. 

Juan Polledo (ojo al pollo) resultó contundente: "Al invertir en un índice, como puede ser el SP 500, de Estados Unidos, sin llegar a ser un inversor de impacto, se invierte en negocios que cualquier ciudadano medio tampoco querría tener. Por ejemplo, empresas armamentistas, tabacaleras, con altísimas emisiones, etcétera. De hecho, hay ambientalistas que sin saberlo están invirtiendo en esas empresas". 

Su caso es emblemático. Después de trabajar muchos años en una compañía en la cual atendían temas ambientales, se preguntó qué estaba haciendo con el dinero que había ganado y que aún no había gastado, en dónde la estaba invirtiendo, qué estaba financiando

"En los bancos, comprás productos estandarizados. Y, si vos indagas un poco ahí dentro, decís 'acá no estoy tan de acuerdo con lo que estoy financiando'. O a veces estoy totalmente en desacuerdo. Por eso, saqué la plata y decidí que hasta que no sepa dónde invertirla, que vaya en línea con mis valores, iba a estar ahí. Fue entonces que conocí a BeLat, a Trasa y empresas de triple impacto", señaló Polledo

Conoció, en ese momento, a Matías Nicolini, quien dicta el curso de Impacto en Baikal, y llegó también hasta allí a través de una búsqueda personal. Se recibió de ingeniero civil, trabajó en obra y, cuando se percató de que iba a construir edificios durante 20 años para, en el mejor de los casos, ser gerente y seguir construyendo, vio un camino que no lo sedujo. 

"Con mis amigos, veíamos injusticias sociales y, entre ellas, nos dimos cuenta de que hay más de 6 millones de personas que no tienen baño. Yo nací con baño cerca de mi cama y me pareció que era un derecho que se merecían todos, así que decidimos construir un baño para una familia que no tenía. Hoy, eso es una organización social que se llama Módulo sanitario y está cumpliendo 10 años, habiendo hecho más de 1 500 baños en toda la Argentina", apuntó. 

"A Módulo, lo pensé como una empresa; necesitábamos generar superávit. Porque eso es lo que va a hacer que la rueda gire y crezca. En ese afán, fui analizando mi propio negocio. Y comencé a analizar un montón de negocios, en el mundo. Entonces pensé: ¿por qué no podemos hacer esto con una empresa de impacto?", aseguró Nicolini. 

Trasa es una de las compañías que apuesta por las inversiones con impacto

"La organización va migrando, de a poco, de las inversiones tradicionales a otras con propósito, con diferentes socios, como BeLat o Sumatoria", explicó su fundador, Ricky Minicucci. 

La firma financió diferentes proyectos, por ejemplo, uno de ganadería regenerativa y una película independiente sobre desórdenes alimenticios

Su historia, también, tiene que ver con el viraje de una compañía tradicional a una de triple impacto, certificada como empresa B

"Caminamos los barrios hace rato. Llegó un punto, en 2017, que caminé la ex Villa 31, porque escuché al presidente del BID diciendo que iba a mudar las oficinas allí. Y les dije a mis socios que vayamos primero. Me fui con el auto, estacioné a 8 cuadras, entré caminando, me reuní con una de las personas de allí y le dije que quería traer Trasa a la villa. Me dijeron que estaba loco, pero me fui muy entusiasmando porque había tenido una experiencia interesante. Había entrado, con mis miedos, pero no había pasado nada, y dije: vamos allí. A los 3 meses, nos instalamos y luego pusimos un cajero automático (el primero en una villa), para que la gente pueda sacar plata y circule el dinero en los negocios de cercanía", recordó Minicucci.

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