"Setentistas. De La Plata a la Rosada" es una obra fundamental -muy bien documentada, detallista y relatada con atrapante prosa-, para terminar de entender algunos aspectos clave del poder K.
"La idea de la prepotencia, la bravuconada y la patoteada; la política de derechos humanos ejercida contra los militares procesistas pero también contra la Triple A que asesinó a sus mejores amigos; su mala relación con los medios de prensa; el estilo de centralismo democrático en la organización del Estado y la inexistencia de reuniones de gabinete; el desaliño; la falta de protocolo" tienen origen en la Tendencia que sedujo a Néstor Kirchner, y a su sucesora y esposa Cristina Fernández, en la facultad de Derecho platense, en los tempranos setenta.
(Foto de tapa de Juan Pablo Cambariere)
Más allá de hacer foco en NK y en CFK -y revelar detalles acerca de cómo se conocieron y compartieron estudio y activismo-, los autores Fernando Amato y Christian Boyanovsky Bazán pusieron la lupa sobre una generación que se formó en los claustros universitarios de la capital bonaerense, en esos convulsionados años, cuando los más jóvenes creían que el regreso de Juan Perón a la Argentina, y al gobierno, haría realidad la "patria socialista".
El plan B, para muchos (para otros era, directamente, el ariete imprescindible para que ese proyecto se materializara), consistía en hacer la revolución por la vía armada. De ahí que la JP terminara mimetizándose, confundiéndose, con Montoneros, al igual que las organizaciones estudiantiles peronistas que nacieron en forma contemporánea.
En ese contexto, creció y forjó parte de su personalidad Néstor Kirchner. En ese momento y en ese lugar, conoció a quienes aún hoy lo acompañan en su vida política. No figuran Julio De Vido o Alberto Fernández, los hombres más poderosos -deberíamos agregar a Guillermo Moreno, el guardián anti-inflación- de su gestión y de la que lo continuó desde diciembre pasado, sino muchos incondicionales que ocupan cargos menos expuestos pero que tienen una relación de confianza absoluta con él, incluso porque algunos de ellos fueron superiores de "Lupín" -como lo apodaban por su parecido físico con el personaje de historieta- en aquellas agrupaciones del convulsionado PJ setentista.
En la lista no pueden faltar, por ejemplo, Carlos Kunkel, Carlos "Kuto" Moreno, Carlos Bettini, Pedro Guastavino, Marcelo Fuentes, José Sbatella o Rodolfo Ojea Quintana, quienes nacieron a la actividad pública bajo el mismo influjo que aquel santacruceño alto, desgarbado, con dificultades de dicción y un ojo estrábico, que compartía una pensión de las calles 1 y 60.
(Foto de Alejandro Lipszic)
En "Setentistas", de editorial Sudamericana, sobran anécdotas: aparece un Kirchner entusiasmado por el asesinato de Pedro Aramburu; un Kirchner que revista en las fuerzas de protección de sus compañeros de la JUP; un Kirchner, en el grupo de logística que marchó desde La Plata a recibir a Perón -en la antesala de la masacre-; un Kirchner que "se hacía el Perón"; un Kirchner ya deslumbrado por las teorías económicas de Keyness, y hasta un Kirchner que se tomó a golpes de puño con un sobrino de Raúl Alfonsín.
Como hay documentación que no pudo ser incluida en el libro por falta de espacio -a pesar de que la publicación supera las 430 páginas-, Amato y Boyanovsky Bazán, dos jóvenes pero experimentados periodistas, inauguraron un blog al cual prometen subir información extra relacionada con esta profusa e interesante investigación.
Por supuesto, a lo largo de la obra, queda al descubierto si Néstor Kirchner fue o no montonero. Pero "Setentistas" descubre una gran historia detrás de esa pregunta que, seguro, servirá de excusa para que mucha gente se vea tentada a leerlo.
Marcelo Mendieta
martes, 18 de marzo de 2008
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