
En la Argentina, el Botox, uno de los productos biológicos más populares en el mundo, cuenta con diversas indicaciones aprobadas por la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica).
A continuación, se reproducen algunas de las afecciones que pueden tratarse con toxina botulímica tipo A:
Ø Migraña crónica: intenso dolor de cabeza durante 15 días o más en un mes, con duración de más de 4 horas, a los largo de un trimestre. Botox bloquea la liberación de los neurotransmisores asociados con el origen del dolor, e inhibe la sensibilización de las fibras nerviosas periféricas conductoras de los síntomas dolorosos.
Ø Vejiga hiperactiva: aumento de la frecuencia o número de veces que uno necesita orinar, de forma urgente, con común pérdida de orina, o incontinencia urinaria. En este caso, la sustancia bloquea las contracciones involuntarias del órgano y promueve la continencia urinaria.
Ø Distonía cervical: trastorno neurológico caracterizado por contracciones musculares. Botox reduce las involuntarias, así como los dolores, y ayuda a corregir la postura.
Ø Espasticidad: trastorno neurológico caracterizado por músculos rígidos, lo que limita los movimientos, especialmente en los brazos y las piernas. Botox los relaja y, de manera temporal, devuelve la movilidad del paciente, con la consiguiente reducción de los síntomas dolorosos.
Ø Parálisis Cerebral Infantil: desórdenes del movimiento y la postura que ocurren durante el desarrollo del cerebro en crecimiento, de carácter no progresivo, que limitan las actividades y funciones de quien la padece. Botox reduce el impulso nervioso en el músculo afectado, lo cual permite la relajación.
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