martes, 6 de febrero de 2007

"El gobierno de Kirchner analiza qué hacer ante la denuncia de que Licio Gelli hizo mutilar las manos de Perón"


“El gobierno de Néstor Kirchner está analizando alguna reacción frente a la revelación de que Licio Gelli fue quien mandó a cortar las manos del cadáver de Juan Perón, en 1987”, anticipó el periodista argentino Damián Nabot, coautor del libro “La Segunda Muerte” (Editorial Planeta).

"La causa sigue abierta, pero el juez a cargo necesita respaldo político para poder avanzar", subrayó Nabot durante una entrevista con la versión radial de El Informatorio que se emite por Radio Palermo de Buenos Aires.

Junto al colega David Cox, Damian Nabot es uno de los autores de “La Segunda Muerte” (Editorial Planeta), que fija una nueva pista sobre qué sucedió con las manos de Perón en 1987 -cuando se profanó la tumba del ex presidente-, y le pone nombre y apellido al supuesto responsable de esa mutilación, aún no resuelta por la justicia: Licio Gelli, hombre fuerte de la Logia Masónica P-Due, y vinculado al mismo Perón y a dos personajes siniestros (a pesar de que eran de derecha): José López Rega, mentor de la hoy investigada organización terrorista Triple A (los tribunales locales pidieron a España la extradición de la propia viuda de JP, la ex presidente María Estela Martínez, alias "Isabelita"), y el almirante Emilio Eduardo Massera, uno de los referentes de la sangrienta dictadura que derrocó al peronismo en 1976 y que continuó la cacería de supuestos izquierdistas iniciada por JLR y sus secuaces.

¿Por qué fue Licio Gelli quien mandó a cortar las manos del cadáver de Perón? “Nos llevó a esa conclusión toda una filosofía oculta detrás del anónimo que firmaron los profanadores con esas siglas Hermes IAI y los 13. Hay una filosofía muy compleja detrás. Uno de los pocos personajes que maneja esa filosofía –que se resume con el nombre amplio de “hermetismo”- es Licio Gelli, quien tenía motivos personales y políticos para que –en complicidad con gente de los servicios de inteligencia del ejército- se llevara adelante ese atentado”, reveló Damián Nabot en diálogo con Marcelo Mendieta.

“Gelli –historió uno de los coautores del libro “La Segunda Muerte”- le reclamaba a Perón una deuda de 8 millones de dólares -José López Rega era el gran contacto durante el tercer gobierno peronista-. Eso es lo que aparece en el anónimo que reivindicaba la mutilación… En el año 87, cuando se produjo la profanación, había motivos políticos (gobernaba la Argentina el radical Raúl Alfonsín, que pretendió enjuiciar a los uniformados que actuaron el represión entre 1976 y 1983) para esa acción conjunta de desestabilización que habían encarado agentes de la P-Due y miembros de los servicios de inteligencia argentinos, en particular del ejército, y que tenían que ver con retrotraer la situación a tiempos de la dictadura militar, cuando habían hecho grandes negocios y operaciones en Latinoamérica, no sólo en la Argentina”.

Nabot, que además de periodismo de investigación, es editor de política en la agencia Diarios y Noticias, de Buenos Aires, dio un sabroso adelanto durante la emisión radial de El Informatorio: “El gobierno argentino está analizando algún tipo de reacción frente a lo descubrimos. La causa está abierta: el juez Alberto Baños, quien tiene la mejor voluntad para ir a fondo, necesita respaldo político por los personajes involucrados. Sin fuerte respaldo político no se puede llegar hasta ellos. En los próximos 2 meses se va a saber si se produce o no”.

El juez Jaime Far Suau, que llevó la pesquisa desde que se produjo el atentado contra el creador del peronismo, murió en 1988 en circunstancias que simularon un poco creíble accidente automovilístico.

Fotos de Nabot y de David Cox -a la derecha- fueron tomadas por Alejandro Guyot (gentileza Editorial Planeta).

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