En la
Argentina, durante 2023, se produjeron 18,2 millones de
toneladas de residuos industriales. De este total, apenas
7,1 %, equivalente a cerca de
1,29
millones de toneladas, recibió un tratamiento adecuado.
De ahí, surge la urgente necesidad de adoptar prácticas sostenibles en la industria
nacional.
En este contexto,
Hongos del Pilar se posiciona como un ejemplo destacado: con
más de 40 años de experiencia, se convirtió en
uno de los cultivos de hongos más
importantes del país, comprometido con la
producción local de calidad y con bajo impacto
ambiental.
Especializados en champiñones blancos y portobellos -dos variedades que ganan cada
vez más espacio en la dieta argentina-, la empresa responde a un cambio en los hábitos
de consumo: según Kantar, 48 % de los hogares busca reducir la ingesta de carne e incorporar más vegetales.
Esta visión se traduce en una operación guiada por
principios de economía circular, en la cual se prioriza el uso eficiente de los recursos y la
regeneración de materiales.
"Nuestro modelo productivo aprovecha subproductos orgánicos de otras industrias, como la
avícola y la equina, y los transforma mediante compostaje en un sustrato fértil y natural", concluyó Calderón.
Esto no sólo evita la disposición de residuos, sino que genera valor en
cada etapa del proceso.
Los hongos crecen en un entorno sostenible, lo que da como
resultado un alimento saludable y versátil.
Una vez cosechados los hongos, el sustrato remanente se recomposta y se transforma en
un insumo de alto valor agronómico. Se utiliza en cultivos, frutales de carozo y jardinería, y cierra así un ciclo productivo regenerativo.