Con la cercanía del fin del último blanqueo financiero, es tiempo de realizar un primer balance de la medida, en particular,
del impacto que tuvo sobre el universo ladrillo.
Primero, un dato duro que anticipa toda conclusión: el blanqueo de capitales incrementó los depósitos bancarios de USD 14 mil millones a USD 26 mil millones, durante septiembre.
En segundo término, lo que expresan coincidentemente los distintos eslabones de la cadena: la medida trajo reactivación.
Lo cierto es que hubo muchas compras de departamentos en toda la Argentina, tanto en CABA como en el interior y en provincia de Buenos Aires, por lo que una primera certeza es que el instrumento fue muy bueno para aportar dinero a las obras que están en ejecución y, por propiedad transitiva, reactivar el mercado de desarrollo inmobiliario.
En nuestro caso, estamos teniendo
ventas en el centro comercial Pueblo Caamaño. Describir el proyecto permite, sino perfilar, al menos orientar acerca del tipo de cliente interesado y en gran medida participante de la iniciativa impulsada por la actual administración.
Se trata de un emprendimiento de usos mixtos, sito en Pilar, con viviendas, oficinas y locales, y unidades para inversores en promoción desde USDS 89.900. En una gran mayoría, entre nuestros compradores se destacan los pequeños inversores, que destinan entre USD 100.000 y USD 150.000.
Para ese segmento bien diferenciado, los inmuebles son un buen instrumento en el actual contexto. Y no es difícil entender la razón. Los ladrillos son siempre una buena opción cuando la gente busca refugio, además de que también hay causas a corto y largo plazo: desde la renta que pueden brindar, que representan un flujo de ingresos mensual adicional, hasta la revalorización de las propiedades que se produce con el tiempo.
A fines de 2024, en particular en el país, los inmuebles están muy subvaluados. De hecho, posiblemente en los próximos dos años se va a producir una suba muy importante de los precios. Hay una verdadera oportunidad en la inversión.
Y sí eso es lo que sucede en la Argentina, lo que ocurre en general, a escala global, no le va en zaga, ya que el Real Estate es un negocio que crece porque hay muchas monedas que se han devaluado. Casi todos los países lo han hecho y casi todos se han endeudado, y eso hace que hayan emitido mucho dinero.
Así, los bienes siguen subiendo de valor, como medida de protección y para no seguir teniendo efectivo. En este escenario la gente se va quedando con propiedades que siempre van ajustando su valor, en función del dinero que hay disponible en la economía. Ergo, el valor de las propiedades tiende a crecer y lo va a seguir haciendo por el nivel de emisión y endeudamiento que hay en el mundo.
Cuando se analiza la medida desde una perspectiva más regional, no hay posibilidad de establecer una comparación entre el blanqueo argentino y la normativa en materia impositiva que tienen otros países de la región. Uruguay, por caso, tiene la ley de vivienda promovida que exime de impuestos al comprador, además de que las rentas de esa vivienda no pagan impuestos durante diez años.
Asimismo, hay
beneficios para aquel que invierte en desarrollos, ya que esos
recursos también están exentos de impuestos. Concretamente,
no paga Ganancias, IVA sobre la obra y no paga tasa a los dividendos.
En lo que hace a Paraguay, el incentivo tiene que ver con lo bajo de sus impuestos: solo tiene el impuesto a la renta de 10 % y el IVA que también alcanza el mismo porcentaje. Para los residentes extranjeros, hay una tasa a la distribución de 15 % (la mitad para los paraguayos). Además, hay que subrayar un aspecto que hace a la demanda: Asunción tiene una clase media creciente que va a hacer que el mercado inmobiliario siga creciendo, y que los precios sigan subiendo.