Sin embargo, en el contexto actual este concepto quedó obsoleto.
Está claro que el camino de prometer reconocimiento y un futuro próspero, a cambio de horas extras no remuneradas y roles adicionales. que no formaban parte de los acuerdos originales, no es una vía válida para lograr un mayor compromiso por parte del colaborador.
Mucho menos, para incrementar el tan buscado y promocionado bienestar laboral y una mejora en los resultados.
En este contexto, Great Place To Work® (GPTW), autoridad mundial sobre cultura organizacional, analizó que existen vías alternativas enfocadas en el bienestar del colaborador, que generan más y mejores resultados en el corto y largo plazo.
Para lograr trabajadores comprometidos que generen los mejores resultados, es fundamental que, en la cultura organizacional, nadie se ponga una camiseta de algo que no quiere, no sienta orgullo o pertenencia.
Un ejemplo concreto para hacer una analogía afín es la de los fanáticos de algún equipo deportivo. En este tipo de comunidades, nadie es obligado a vestir una casaca a cambio de algo. Todos lo hacen por pasión y porque se sienten comprometidos con los valores y objetivos que esa camiseta representa, y dan todo lo que está a su alcance para colaborar y que sus colores lleguen a lo más alto.
En el sector corporativo debería ocurrir lo mismo. Cuando se produce una conexión emocional y profunda entre los valores y las metas de la empresa y los de sus trabajadores, el compromiso es total, independientemente de los resultados que se logren.
Porque lo que sí es claro es que, cuando existe un compromiso genuino, todos dan lo mejor de sí.
A su vez, una de las grandes fortalezas del compromiso genuino es que promueve vínculos que se sostienen en el tiempo.
En cambio, cuando las relaciones y esfuerzos son la consecuencia directa de la presión y la coacción, esto esmerila la relación en lugar de fortalecerla. Son la autenticidad y la pasión genuinas las que impulsan el compromiso.
El surgimiento de una nueva mentalidad.
A criterio de los portavoces de GPTW, una cultura que no cuida a sus colaboradores, que no promueve un ambiente de bienestar y crecimiento en el que estos se sientan orgullosos de destacar como profesionales, es una cultura empresarial en la que ponerse la camiseta se convierte en sinónimo de promesas vacías y sacrificios innecesarios.
No es de extrañar que muchos empleados quieran huir de este tipo de entorno, que se caracterizan por mantener niveles muy bajos de retención de talento.
Por suerte, presenciamos el fin de esta era de una cultura obsoleta. Con la llegada de las nuevas generaciones y sus exigencias al ámbito laboral, los valores y las prioridades están cambiando de modo significativo.
Los jóvenes talentos valoran el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, la salud física y mental, así como la posibilidad de explorar otros proyectos personales, concluyeron los expertos de GPTW.
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