martes, 21 de agosto de 2018

Según CAF, solo 59 % de los estudiantes de América Latina completan la educación secundaria

Recolectar datos veraces sobre estudiantes y programas, involucrar más a los padres y a las familias, mejorar la calidad de los docentes e incorporar la perspectiva de género en las políticas públicas educativas.

Estas son algunas de las recomendaciones que el informe Políticas para mejorar la permanencia y culminación de la educación media en América Latina y el Caribe, elaborado por CAF –banco de desarrollo de América Latina- y ResultsforDevelopment (R4D), propone para reducir el abandono escolar y lograr una educación secundaria universal y de calidad en la región.

La publicación, basada en el análisis de cuatro iniciativas escolares en México y Chile, destaca que apenas 59 % de los estudiantes latinoamericanos completan la educación secundaria -las mujeres son quienes registran mayores índices de culminación de estudios-, una tasa muy inferior a la esperada si se considera que la educación secundaria es obligatoria para la mayoría de los países de la región.

Aunque la desvinculación de la educación secundaria varía de forma significativa entre países, el informe sugiere que condiciona el crecimiento económico y contribuye a la propagación de la economía informal, que emplea a prácticamente la mitad de los trabajadores latinoamericanos. Además, las personas que se desvinculan tempranamente de la escuela tienden a pasar más tiempo desempleadas y a tener menos herramientas para abordar los desafíos que surgen durante y después de su educación.

"En los últimos 20 años, América Latina ha logrado importantes avances en cuanto al acceso a la educación secundaria, tanto entre hombres como en mujeres. De todas formas, los altos niveles de abandono de la escuela secundaria suponen un freno para el desarrollo socioeconómico de la región, y exigen soluciones coordinadas para lograr que más estudiantes puedan terminar sus estudios y contribuir desde sus futuros empleos a aumentar la productividad y la competitividad de América Latina", explicó Julián Suárez, vicepresidente de Desarrollo Sostenible de CAF.

Para frenar los índices de abandono escolar en la educación secundaria, el informe del CAF propone nueve recomendaciones, que deben implementarse de acuerdo con la perspectiva de género, basadas en la calidad de los entornos de aprendizaje, enfoques inclusivos y participativos, datos y focalización, coordinación e inversión en capacidad escolar.

1. Mejora del entorno escolar para promover un sentido de pertenencia. Dentro de las estrategias potenciales para mejorar el entorno escolar se incluye el desarrollo de los planes de mejora escolar, capacitación en concientización dirigida a los maestros (incluyendo con respecto al género), asegurarse de que los estudiantes en situación de riesgo reciban atención individualizada y agrupamiento de alumnos que enfrentan desafíos semejantes, a la vez que ofrecimiento a estos estudiantes de apoyos focalizados.

2. Aumento de la relevancia de planes de estudio y calidad de la pedagogía para mejorar el vínculo con el mercado laboral y la continuación de los estudios después de la secundaria. Entre las medidas para mejorar la calidad en el aprendizaje destaca la incorporación de la formación en habilidades socioemocionales, lo cual comienza a abordar un preocupante desbalance entre lo que los estudiantes aprenden en la escuela y las destrezas socioemocionales que buscan los empleadores. Otras medidas incluyen, por ejemplo, un mayor apoyo a los estudiantes para planificar la transición de la escuela al mercado laboral.

3. Incorporar una perspectiva de género al diseño de iniciativas para la reducción de la desvinculación escolar. Las iniciativas para la educación secundaria deben considerar cómo y dónde el género puede influir sobre la participación de diferentes actores y sobre los efectos de los programas. Las evaluaciones de impacto pueden generar evidencia sobre por qué los diferentes grupos abandonan la escuela, con la finalidad de identificar formas de responder y adaptar los marcos de evaluación sensibles al género.

4. Mejorar la participación de padres y familias. Para lograr la participación de los padres y las familias, se pueden implementar actividades generales y más preventivas y respuestas orientadas a objetivos específicos (mensajes de texto o visitas en el hogar) para las familias que tienen un menor nivel de participación. Las iniciativas para lograr la participación de los padres pueden desarrollarse en la escuela, en el hogar y en la comunidad más amplia.

5. Sistemas de alerta temprana a nivel nacional y local. Estos deben incluir componentes de identificación y respuesta para asegurar que los estudiantes correspondientes reciban el apoyo necesario para permanecer en la escuela. La identificación debe utilizar datos secundarios disponibles (asistencia, conducta y desempeño en función del curso), mientras que las respuestas deben incluir extensión hacia el estudiante y su familia, enfoques personalizados y seguimiento a largo plazo.

6. Fortalecer los datos sobre la implementación. Los programas de reducción de la desvinculación escolar necesitan datos veraces sobre cómo se implementan las actividades, sus efectos y lo que estas cuestan para poder mejorar las iniciativas y ampliar de manara efectiva los programas. Por lo tanto, deben integrarse a los modelos de programas estrategias de monitoreo, evaluación y aprendizaje apropiadas a partir de la fase de diseño.

7. Fortalecer la coordinación entre iniciativas nacionales y regionales. La comunicación y coordinación formales entre iniciativas que funcionan directa e indirectamente para reducir las tasas de desvinculación escolar deben ser mejoradas. Una vez alineadas a nivel nacional, las iniciativas deben funcionar estrechamente con los funcionarios del sistema educativo estaduales o regionales, y apoyarlos para facilitar la implementación local.

8. Proporcionar recursos para apoyar la toma de decisiones en las escuelas. Las escuelas son frecuentemente objeto de docenas de intervenciones que buscan generar cambios, lo cual puede conducir a la duplicación de esfuerzos, uso ineficiente de recursos y sobrecarga de los actores escolares para coordinar actividades. Estos desafíos pueden aliviarse asegurando que las escuelas entiendan y organicen un plan de acuerdo a sus necesidades y sus potenciales soluciones, tengan autonomía para decidir cómo responder mejor y reciban recursos y apoyo continuos.

9. Invertir en capital humano. Los actores escolares son quienes tienen la mayor proximidad con los estudiantes y pueden identificar, apoyar y monitorear a los estudiantes en riesgo de abandonar de formas que sean relevantes en el contexto. Se necesita una inversión adicional en capital humano existente o nuevo para generar un impacto a largo plazo y lograr aprovechar eficazmente la capacitación, las herramientas y otros insumos de los programas.

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