domingo, 8 de abril de 2007
Cartelera porteña: Aznar y Lebón agregan funciones de un antológico unplugged en el ND/Ateneo
Cuando la separación de Serú Girán era un hecho en febrero de 1982, Pedro Aznar –principal “responsable” de la disolución porque se iba a estudiar en Berklee y a sumarse al Pat Metheny Group- declaraba a la revista "Expreso Imaginario" (hoy reciclada, vía Pettinato, en “La Mano”) que Charly García y David Lebón podían continuar con el grupo, rodeándose de músicos de sesión alla Steely Dan.
La profecía no se cumplió: hubo despedida en Obras en marzo de ese año, y cada cual emprendió su camino con alguna esporádica y circunstancial reunión de a pares, tríos o la completa, decepcionante y comercial reaparición de Serú en 1992 en el estadio de River.
Hoy, aquella frase de Aznar bien podría aplicársele a él mismo y a David Lebón. Con un Charly García erosionado por tantos vaivenes y tentaciones non sanctas, Aznar-Lebón están en óptimas condiciones de convertirse en un dúo como Donald Fagen y Walter Becker, y contratar acompañantes para presentarse en vivo y grabar discos. Porque, gracias a Dios, están sanos y salvos, como si el tiempo -a pesar de las canas, algunos kilos de más y la pérdida de cabello- los hubiera vuelto más sabios técnica y espiritualmente en material artística.
Pedro y David son más que la mitad de aquel grupo que marcó la historia del rock nacional desde 1978. Tras la muerte del baterista Oscar Moro y en medio de las idas y venidas del incurable García, aparecen en escena intactos, maduros, con las voces más afinadas que nunca (también lo fueron en SG) y una experiencia, sobriedad y técnica im-pre-sio-nan-tes.
Con un sónido admirable y una puesta en escena mínima pero efectiva, Aznar y Lebón –sólo para decirlo en órden alfabético- se están presentando en una suerte de recital de cámara antológico, casi unplugged sin el MKT y la parafernalia de MTV de coristas, percusionistas y violines, en el ND/Ateneo, acompañados sólo por un impecable Andrés Beeuwsaert en teclados y coros. No hace falta más para este verdadero power trío del corazón.
Sin alardes pero con maestría, calidez y mucho afecto por sus seguidores, se expresan a través de arreglos extraordinarios de sus propias creaciones y recreaciones de autores extranjeros como la excepcional versión en español de “God only knows” –original de los mejores Beach Boys (los que ya no iban tan seguido a surfear a la costa de California)- ya interpretada por Aznar + Charly en Tango 4 hace unos años, y que en un teatro colmado se transforma en un himno que eriza la piel y que permite participar a todos en los coros. ¡Es una fiesta para el alma!
Lebón demuestra sus habilidades con las guitarras acústicas de 6 y 12 cuerdas, o con la eléctrica. Pero sorprende como armoniquista y con su afiatado timbre de voz. Generoso, le cede el virtuosismo a Pedro en uno de los clásicos de David, “Casa de arañas”, y en otros pasajes. Claro, Aznar se pasea por los bajos, las guitarras –incluida la steel guitar- y los teclados con una soltura única. No hace falta que hablen entre un tema y otro. Apenas lo indispensable. La comunicación y comunión entre la dupla y el público no tiene interferencias o fisuras. El ND/Ateneo está encantado.
En la platea, se mezclan cuarentones con calvas incipientes y sus hijos adolescentes, parejas, treintañeros y chicos de veintipico que sólo conocieron a Serú por las grabaciones y/o que ya vieron a Aznar y a Lebón en solitario y vienen por más. Todos se deleitan al verlos juntos, felices, disfrutando de estar arriba del escenario como dos viejos –o no tanto- amigos que se juntan en el living a tocar, pero que no se permiten desajustes o zapadas: respetan a la audiencia que seca lágrimas y no disimula sonrisas en dosis similares, y entregan lo mejor de sí.
Se nota que están inspirados con los instrumentos y que no hace falta que salten o se tiren al piso –como solían hacer altri tempi- para que todos sepan que nada puede provocarles más alegría que estar allí frente a su gente que los ovaciona, los despide de pie (tras reclamarles varias veces que vuelvan al escenario; y ellos acatan y retribuyen el pedido sin retaceos o vedettis-mos), y les agradece tanta vitalidad y talento.
Que el concierto se traduzca en un CD es un hallazgo y un tortura no apta para ansiosos, tanto como esta serie en el ND/Ateneo que, por suerte, se repetirá, después de 2 fines de semana sold out, el próximo sábado 14 y domingo 15, a las 21.
Si el repertorio que repasa hits de ambos –“Dos edificios dorados”, “El tiempo es veloz”, “Fotos de Tokio”, etcétera-, composiciones nuevas -como la excelente y vibrante "Mano Dura"-, especialmente realizadas para esta serie de shows, y hasta una versión de un clásico de Edgar Winter, tiene siempre presente a Serú, en los bises termina de corporizarse el fantasma de ese grupo genial que fue SG con “Noche de perros” y “Seminare” en recreaciones inolvidables, de colección.
Y hasta se dan el lujo (hay material de sobra, claro) de omitir -¿para futuras performances?- “San Francisco y el lobo” o “Parado en el medio de la vida”. ¿O habrá sido para cuidar los corazones sensibles de estos veteranos fans que reemplazaron los encendedores de Obras de los 70/80 por la luz de los celulares, mientras cantan el clásico himno de las multitudes de Woodstock?
ND/Ateneo. Paraguay 918, Ciudad de Buenos Aires. Boletería: (011) 4328-2888 lunes a sábados de 12 a 20hs. O por Ticketek Argentina.
Impecable, la nota, casi tanto como los recitales en ND de Lebon Aznar, fui a todos, de a uno, consiguiendo, en los casos que no había ninguna localidad, la entrada en la puerta por algún plantón. Bueno, el asunto es que es verdad, de las tan ansiadas vueltas parciales de Seru, está fue memorable. Lastima que el gran público del rock nacional no pueda o no sepa disfrutar de estos encuentros. Esperemos que se repitan.
ResponderBorrarGracias, Leonardo, por el comentario.
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