"El fútbol es un negocio". "Sólo sirve ganar, como sea". "Los subcampeones son los primeros perdedores". "Si vamos 1-0, hay que colgarse del travesaño y aguantar". "Hay que mirar vídeos y espiar a los rivales".
Este puñado de frases se escucha bastante seguido, y revela que el fútbol "que le gusta a la gente" está en extinción. Pero resiste.
Aunque todos los días pierda alguna batalla. Hoy, el fútbol se parece cada día más a la política: se
cuida la imagen; se hace demagogia; no hay riesgos u osadías; se actúa con mezquindad, se busca sacar ventaja sin grandes esfuerzos... Lo importante, en definitiva, es ganar, como sea. Mantenerse en el poder o en el primer puesto, salir campeones.Por momentos, el fútbol queda prisionero de la política. Sucedió en Argentina durante el Mundial 78, cuando la dictadura quiso adueñarse del campeonato, y del negocio, para perpetuarse (mientras se perpetraban las mayores atrocidades en la clandestinidad).
Sucede cada vez que hay un campeonato organizado por la FIFA, y los gobiernos de turno aprovechan que la gente está distraída y no detectan los off side en la administración pública: intentos reeleccionistas, aumentos de sueldos a funcionarios, proyectos de ley que aumentan la hegemonía oficial, etcétera.
El futuro director técnico de Boca Juniors, el club más popular de la Argentina, parece atrapado en una disyuntiva no sólo ideológica, política, sino también familiar.
Mauricio Macri (en la imagen, rodeado de hinchas nacionales -no son de Rácing como Néstor Kirchner-), referente de la centroderecha opositora y titular del equipo de la Ribera, quiere contratar a Marcelo Bielsa (foto de arriba a la izquierda, en una pose clásica del estratega).
El ex DT de la selección, fiel a su estilo, permanece recluido en su campo santafecino a la espera de una definición. Su hermano, el ex canciller kirchnerista Rafael Bielsa, no quiere que Marcelo se pase al bando enemigo, el de Macri, aunque se trate de un deporte y no de la guerra. Bielsa, Rafael, ya perdió la pelea legislativa frente a MM en los comicios de 2005. Ahora, parece, no quiere perder a su hermano a manos del capitalismo salvaje de Boca SA, ahora que Alfio Basile (a) Coco, el saliente comandante del banco xeneize fue tentado por Julio Grondona para asumir el puesto que dejó Pekerman (me parece que te vamos a extrañar, José).
Perdón, ¿no era sólo fútbol de lo que estábamos hablando?
Más información en http://blogs.periodistadigital.com/elinformatorio.php
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