Para diferentes analistas, la coyuntura llevó a una tormenta perfecta que provoca diversos tipos de crisis.
No solo la energética, el mundo tiene cambios en la política, en la economía e -incluso- ideológica.
La oferta de energía de Latinoamérica cuenta con variedad, en la cual el petróleo posee la mayor relevancia, aunque dispone de gas natural, carbón mineral, hidroenergía y energías primarias, entre las que se incluyen biogás, energías solar y eólica, los residuos vegetales y productos provenientes de la caña y la leña.
Por ejemplo, en la Argentina, la demanda de energía eléctrica alcanzó en 2021 el máximo nivel histórico, ya que se llegó a las siguientes cifras: 133.800 gigavatios/hora, eso significa 5,2 % más que el año anterior y 3,9 % arriba del registro de 2019.
Estos datos fueron suministrados por la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (Fundelec), con base en Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa).
De igual manera, se indicó que el crecimiento por sectores dejó datos interesantes. El industrial, bastante afectado en la primera fase de la pandemia, tuvo un aumento anual de 12,3 %. Por su lado, el residencial se incrementó 2 % y el comercial 3,7 %.
El sector energético de la Argentina pasa por un momento de incertidumbre que algunas compañías de la industria lo han hecho saber.
Por ello, hay que mirar más posibilidades. La distribución, la geotermia y la energía nuclear empiezan a formar parte de este panorama.
Al conocer esto, EAE Business School publicó el informe Sector Energético, que pone en evidencia que el crecimiento del consumo es imparable.
La demanda por parte de las potencias emergentes, y también de los muchos países que se esfuerzan por salir del subdesarrollo, contribuyen a que este incremento de la demanda y el consumo de energía en sus múltiples modalidades sea imparable.
Tan solo el impacto de la pandemia afectó de manera puntual y opuesta a esta trayectoria.
El profesor y autor del estudio Eduardo Irastorza reflexiona sobre la velocidad y transformación del actual panorama energético a nivel mundial, e identifica los hechos que van a determinar su evolución futura.
Así, subrayó "la posición dominante del país norteamericano debido a la fortaleza de su divisa y a convertirse en el gran suministrador de Occidente, castigado por el recorte de gas ruso y el incremento de precio de los carburantes".
Del estudio, apuntó que uno de los grandes países que liderará el futuro energético será China, que casi dobla el consumo de energía de Estados Unidos, el líder del pasado siglo XX.
La gran capacidad productora y fabril del país asiático determina que el volumen de importación de petróleo crudo haya crecido 126,49 % en los últimos 10 años, con un ascenso a 542,01 millones de toneladas en 2020.
Aunque la demanda de energía por parte del resto de países no alcanza, individualmente, la décima parte de las de China, el estudio de EAE constata el posicionamiento potencias emergentes como Brasil, Irán o Indonesia.
India también será estratégico en el contexto energético global, según el informe de EAE Business School. Además de contar con la ventaja del inglés como idioma y de disponer de una fuerza laboral más joven, India tiene recursos energéticos y un socio preferencial, Rusia, que le otorgó, en la reciente crisis ucraniana, el papel de intermediario para dar salida a su gas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario