"Federico fue un hombre muy rico, especialmente después del fallecimiento de su padre, así que naturalmente hubo gente que quiso aprovecharse de él o acercarse por interés. Pero era alguien que sabía mucho de finanzas, así que si bien era generoso, sacarle dinero no era cuestión fácil", concluyó Rodrigo Duarte, autor del libro Klemm, la extraordinaria vida del ícono pop, contada por amigos, amantes, artistas y adversario.
"La vida de Federico Klemm (1942-2002) podría demandar una serie de 8 temporadas", anticipó el mismo biógrafo.
Durante una charla #SinBarbijo con El Informatorio, vía mail, el escritor, que reside en México, habló de la relación del artista y mecenas con sus padres y personajes tan dispares y célebres, como el mítico criminal argentino Carlos Robledo Puch o el extraordinario bailarín soviético Rudolf Nureyev.
Solo el universo Klemm podía ser tan ecléctico en materia de vínculos y deseos (para la época) non sanctos.
Debido a su explosión mediática en los 90, muchos quisieron encasillar a Federico Klemm como un fenómeno menemista. Sin embargo, Rodrigo Duarte reveló que el protagonista de su investigación literaria "nunca votó", porque "jamás le interesó la política".
Las sangrientas dictaduras argentinas, en ese sentido, no las padeció por otra militancia que no fuera la de expresar con desenfado y glamour su identidad sexual. "Federico vivió su homosexualidad desde muy joven con una libertad y audacia muy poco frecuente para esa época, y obviamente pagó un precio alto por ello", señaló el autor del volumen Klemm (Aguilar).
A continuación, se reproduce el diálogo virtual con Rodrigo Duarte (foto de la derecha), en el marco de una apasionante charla #SinBarbijo con El Informatorio.
Rodrigo Duarte: Durante los 90, Federico fue un personaje inescapable, y estoy bastante seguro de que mi primer contacto con él fue en uno de los numerosos programas de archivo y bloopers de la época, que sacaban al aire fragmentos de El banquete telemático. Leyendo más sobre él a lo largo de los años, descubrí que fue una persona con una vida mucho más interesante que lo que uno podría imaginar, así que hacer este libro, en el que comencé a trabajar en los primeros meses de la pandemia, fue una manera de intentar conocer más sobre su historia.
E.I.: Sobre el padre de Federico Klemm se dijo que había sido simpatizante del nazismo. ¿Cómo era la relación con él?
R.D.: Federico tenía una relación muy tirante con su padre alemán por varios motivos, principalmente porque se trataba de un hombre que nunca "aprobó" el interés de su hijo por el arte y su orientación sexual. Pero Federico se las arreglaba para vivir su vida haciendo caso omiso del desprecio del padre. Si bien los comentarios sobre el pasado del padre lo persiguieron toda su vida, Federico no se sentía cómodo hablando sobre el tema, y solo lo hacía elípticamente. Pero cuando fue el atentado a la AMIA a comienzos de los 90, Federico realizó una obra con escombros del edificio, dejando en claro su condena a la violencia y al antisemitismo.
E.I.: Cómo fue la relación con su madre? ¿Ella le inculcó el amor por la ópera, la danza y las bellas artes?
R.D.: La relación con su madre fue de amor absoluto y complicidad, hasta el final. De hecho, Federico nunca abandonó el hogar familiar, y si bien tuvo departamentos de "soltero", nunca quiso alejarse de su lado. Y en efecto, como buen niño de familia burguesa, Federico recibió lecciones de arte, música y actuación desde pequeño, gracias a sus auspicios.
E.I.: ¿Le costó aceptar su homosexualidad? ¿Fue segregado por la familia?
R.D.: Federico vivió su homosexualidad desde muy joven con una libertad y audacia muy poco frecuente para esa época, y obviamente pagó un precio alto por ello. Por supuesto que su familia no aceptaba su "estilo de vida", especialmente el padre, pero esa era la penosa situación que sufrían los homosexuales en la Argentina y en todo el mundo hasta hace no mucho, y muchos sigue sufriendo. De todas formas, jamás lo segregaron ni echaron de la casa por eso.
R.D.: Absolutamente. Federico fue bellísimo, una suerte de Tadzio suelto en la Argentina, y la sensualidad, pese a la represión, siempre triunfa (ver el retrato de Klemm joven, a la derecha).
E.I.: ¿Klemm fue objeto de bullying en su infancia, adolescencia y juventud?
R.D.: Federico fue objeto de burlas en el colegio cuando llegó a la Argentina y nunca se olvidó de eso, aunque en ese caso inicial fue porque no hablaba español al venir de Checoslovaquia. Siendo adolescente, como nos pasó a todos, conoció gente que tenía más que ver con él y tuvo muchos amigos a lo largo de la vida, aunque nunca fue una persona extremadamente social. Sí, le gustaba ser anfitrión en su casa y hacer grandes fiestas, cosa que hizo hasta finales de los 80.
E.I.: ¿Hubo quiénes se aprovecharon de él, por sus debilidades y le quitaron parte de su fortuna?
R.D.: Federico fue un hombre muy rico, especialmente después del fallecimiento de su padre, así que naturalmente hubo gente que quiso aprovecharse de él o acercarse por interés. Pero era alguien que sabía mucho de finanzas, así que si bien era generoso, sacarle dinero no era cuestión fácil.
E.I.: ¿Cómo fue el vínculo con el asesino serial Carlos Robledo Puch?
R.D.: Federico conseguía lo que quería y, en un momento, quiso tener a Robledo Puch. Fue algo breve pero se ha perpetuado en parte gracias a que es una gran historia, y en parte porque hubo muchas exageraciones.
E.I.: ¿Cómo vivió Federico Klemm las etapas de represión en el país, como las dictaduras de Ongania y del Proceso?
R.D. Federico sufrió la violencia policial y estatal en distintos momentos de su vida, siendo dos de ellos esos que mencionás. Por supuesto, el motivo no era ningún activismo político de su parte, sino la extravagancia con la que se vestía y se comportaba. Como sucedió con Manuel Puig y Néstor Perlongher, Río de Janeiro, donde se quedaba algunos meses al año, fue una suerte de refugio para poder vivir con cierta tranquilidad su vida durante esos años oscuros.
E.I.: ¿Llegó a conocer a Nureyev, de quien tenía un traje en su colección privada?
R.D.: Federico conoció a Nureyev, a quien admiraba y hasta amó durante muchos años a la distancia. Lo que sucedió realmente realmente entre ellos depende a quién se le pregunte.
E.I.; El banquete telemático, que se convirtió en un programa de TV de culto en los 90, ¿le permitió disfrutar de la fama? ¿Cuál fue la relación con sus pares de ámbito del arte?
R.D.: El banquete telemático fue su gran trampolín mediático, pero un tiempo antes él ya había inaugurado su galería. Tras muchos años de girar sin mucha suerte en el ámbito artístico, esto permtió que su lugar de preponderancia estuviese asegurado. La relación con sus pares era ambivalente: muchos no lo consideraban un buen artista, pero a la vez reconocían su rol como mecenas. Otros no le reconocían nada, por supuesto, y su fama en ese aspecto era un problema. Klemm creía que las críticas eran por envidia y algo de eso había, pero no era nada más.
E.I.: ¿Cómo percibía que, para muchos espectadores, su trascendencia mediática estuviera vinculada con el menemismo, y no con sus actividades como divulgador y artista?
R.D.: A Klemm jamás le interesó la política y jamás votó, pero es cierto que quedó asociado a cierto clima de época vinculado con el dinero y la exhibición, aunque fuese más una coincidencia temporal que otra cosa.
E.I.: Al momento de morir, ¿quiénes estuvieron cerca de él? ¿Pensás que fue una persona que conoció la felicidad?
R.D.: Definitivamente fue muy feliz, especialmente durante la última década de su vida, en la que alcanzó el reconocimiento popular y artístico, algo que siempre deseó. Además, estuvo todos esos años finales rodeado de amigos, colaboradores y amantes (tarifados, pero con los que la pasaba muy bien).
E.I.: ¿Cuál es el legado que dejó Federico Klemm? Post mortem, ¿logró el reconocimiento que deseaba?
R.D.: Un legado obvio es la Fundación Klemm: 20 años después de su muerte todavía sigue funcionando, promocionando el arte argentino, apoyando a artistas jóvenes y exhibiendo de manera gratuita su espectacular colección. Otro legado más personal es su ejemplo de vivir sin importar los prejuicios de la sociedad y siguiendo nada más que tus propios deseos.
R.D.: La vida de Federico podría haber sido una película de Ken Russell al estilo de The music lovers o Lisztomania, pero definitivamente hay material para una bioserie. Y de 8 temporadas.
Fotos de Federico Klemm: gentileza de la fundación que lleva su nombre.
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