La osteoporosis es considerada un problema de salud pública a escala mundial: afecta a más de 200 millones de personas, y se calcula que de 30 % a 50 % de las mujeres posmenopáusicas desarrollará en algún momento esta enfermedad.
En la Argentina, de acuerdo con los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro mujeres mayores de 50 presenta una densitometría normal, dos tienen osteopenia (un nivel de deterioro óseo de menor grado que la osteoporosis), y una, osteoporosis.
Según las proyecciones antes mencionadas, para 2025 se estima que habrá 3,3 millones de mujeres mayores de 50 con osteopenia y 1,65 millones con osteoporosis.
¿Cómo se llega a la osteoporosis?
En condiciones saludables, a lo largo de la vida, los componentes del hueso se renuevan. A medida que se destruye, se va formando hueso nuevo, lo que mantiene un equilibrio. Pero a partir de la tercera década de la vida, la formación de hueso nuevo se hace cada vez más lenta, lo que resulta en una disminución de la masa ósea.
Cuando esta pérdida de masa mineral ósea se hace más severa, se produce la osteoporosis (hueso poroso).
Es una enfermedad que se caracteriza por un deterioro de la microarquitectura de los huesos, que conlleva un aumento de la fragilidad ósea y del riesgo de sufrir fracturas, particularmente de cadera y de columna, que aumenta con la edad, tanto en mujeres como en hombres.
La importancia de detectar la pérdida de masa ósea a tiempo está dada por el hecho de que tanto la osteopenia como la osteoporosis no presentan síntomas y pueden pasar desapercibidas durante muchos años, hasta que finalmente se manifiestan con una fractura.
La importancia de detectar esta pérdida reside en que la osteoporosis es una enfermedad tratable, es decir, requiere cambios en el estilo de vida como la incorporación de actividad física, la ingesta adecuada de calcio y vitamina D, y la administración de medicamentos que aumentan la masa ósea y disminuyen el riesgo de futuras fracturas.
En este contexto, los análisis de laboratorio resultan de gran utilidad, ya que permiten realizar el estudio del metabolismo relacionado con la remodelación ósea, estimar el riesgo a futuro de fracturas óseas por osteoporosis, predecir la respuesta a tratamientos farmacológicos para esta enfermedad y evaluar la efectividad del tratamiento.
¿Qué estudios permiten el diagnóstico?
• Evaluación clínica
• Estudios por imágenes: radiología y densitometría mineral-ósea (DMO)
• Estudios bioquímicos del balance mineral-óseo en sangre u orina de 24 horas o de 2 horas.
(*) La autora es bioquímica adjunta del Laboratorio Diagnóstico Maipú y médica especialista en Endocrinología (MN: 7572).
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