En vísperas del 40° aniversario del sangriento golpe de Estado de 1976, el periodista Ceferino Reato lanzó la edición definitiva de Disposición Final.
El libro, que contiene 20 horas de entrevistas realizadas por el único periodista argentino que accedió a Jorge Rafael Videla, cobró inusitada trascendencia por las confesiones del fallecido dictador sobre los desaparecidos.
Por sus declaraciones, este volumen fue anexado a las causas por juicios de lesa humanidad, y así probar la existencia de un plan sistemático que asesinó e hizo desaparecer los cuerpos de miles de personas.
Asimismo, el texto disparó un intenso debate sobre la labor periodística.
"Aunque sabía que (Videla) fue el máximo responsable del asesinato de mi hijo, leerlo en su admisión fue como compartir con miles y miles de personas esa verdad. A pesar de lo que pueda parecer, esta revelación que rebota en miles de conciencias duele más, no menos, pero para completar nuestra verdad, la de las víctimas, es invalorable la confesión del victimario", señaló Graciela Fernández Meijide.
Justo antes de morir, el exgeneral Videla admitió por primera y única vez que su dictadura mató a "7.000 u 8.000 personas" y que hizo desaparecer sus restos "para no provocar protestas dentro y fuera del país; cada desaparición puede ser entendida ciertamente como el enmascaramiento, el disimulo, de una muerte".
"Pongamos que eran 7.000 u 8.000 las personas que debían morir. No podíamos fusilarlas. Tampoco podíamos llevarlas ante la justicia. Estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta", concluyó con absoluta sangre fría el exdictador argentino.
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