Muchos padres se angustian con la presencia de los chicos en casa porque dicen aburrirse rápido, ¿qué se puede hacer?
Atender sus pedidos es muy importante. No quiere decir esto hacer lo que piden, sino escucharlos en primer lugar.
Las vacaciones son un tiempo de descanso en las complejas agendas infantiles de la vida actual.
Es cada vez más frecuente encontrar niños que no tienen tiempo libre durante la semana. Esto no siempre está en relación con sus propias necesidades, sino muchas veces son exigencias de los padres, o simplemente es una manera de ocupar su tiempo porque los padres tienen sus propias agendas completas.
Esta situación hace que se vaya perdiendo la capacidad de los niños de generar juego libre y propio, todo lo que hacen parece estar pautado o programado.
Por eso, cuando se encuentran con tiempo libre pueden decir que están aburridos o que no saben qué hacer.
La respuesta de los padres, a veces, apunta a volver a completar la agenda del niño aun en vacaciones, mandándolos a la colonia o a talleres de actividades de verano.
Si es posible que los chicos se queden en casa durante el período de vacaciones, esta es una buena oportunidad para dejarlos aprender a organizar su tiempo y a crear sus entretenimientos.
Se les puede ofrecer materiales o hacer sugerencias para que exploren, por ejemplo, invitarlos a limpiar algo jugando con agua, dejarlos cocinar, decorar o pintar elementos de la casa. Pero también los chicos necesitan un tiempo de calidad con el adulto, los juegos de mesa, las escondidas, juegos tan tradicionales como el "dígalo con mímica" o "tutti-fruti" según la edad del niño, ir a la plaza o a conocer algún lugar de la ciudad. Un tiempo solos y un tiempo compartido aparece como un equilibro necesario en las vacaciones.
En algunas oportunidades, también para los adultos resulta todo un desafío aprender a disfrutar el tiempo libre.
Sintonizar con sus competencias suele ser una buena posibilidad que alienta la creatividad. La creatividad es una capacidad que requiere de un espacio libre para desarrollarse, no se puede estimular como otras habilidades, se puede ofrecer el lugar para que se despliegue.
Las personas creativas ni siquiera necesitan que se le ofrezcan los elementos, ellos mismos los crean o consiguen. Con los niños tal vez lo importante consiste en no bloquear la creatividad limitándolos, rechazando sus ideas, planeando todo por ellos. Dejarlos y apoyarlos en lo que propongan, (siempre que sea posible, y cuidando factores de riesgo doméstico), es seguramente una forma de dejarlos crecer y ser creativos.
Deben dormir la siesta en tanto atienda a sus necesidades. Resulta una necesidad para algunos chicos, para otros no. Regular y ordenar el descanso de un niño pequeño es necesario, pero no más allá de los 3 años, ya que allí los padres saben si el niño necesita o no descansar durante el día. Muchos niños no necesitan dormir siesta y, por ese motivo, la viven como un castigo. No es recomendable que las funciones vitales como el sueño o la alimentación sean vinculadas a premios o castigos.
En época de vacaciones, ¿es conveniente dejarlos que se desvelen? Se recomienda que los adultos se ajusten a su desarrollo más que forzar su naturaleza. Las rutinas y la organización del descanso son fundamentales para facilitar la conciliación del sueño, pero estas deben tener relación con la vida familiar.
Resulta conveniente que los padres establezcan un límite de horario para que los niños permanezcan despiertos, y deben ayudarlos estableciendo pautas claras y agradables, como puede ser el baño, la lectura de un cuento, una canción, acompañarlos a la cama y permanecer con ellos un rato, según el deseo y el gusto de los padres.
Es esperable que si los niños registren mucha actividad en la casa en el momento de ir a dormir deseen quedarse o participar de ella, por eso es importante que comprendan que hay un momento de la vida familiar que pertenece a los adultos, lo cual permite a la pareja también tener un momento a solas. Pero el estilo familiar y el nivel de cohesión dependen de muchos factores y no siempre los padres logran diferenciar estos espacios, por lo que muchas veces los hijos no se van a dormir hasta que los papás lo hagan.
La participación de los chicos en las tareas domésticas debe estar en relación con su capacidad, se puede pedir a un niño muy pequeño que guarde sus juguetes y a un niño más grande que ayude en otras tareas, también se los puede invitar a participar de tareas domésticas como un juego, donde el objetivo no es la actividad sino el placer de realizarla, como puede ser limpiar o lavar jugando con el agua y el jabón, cocinar, vaciar armarios o cajones que luego el adulto quiere ordenar.
En síntesis, ayudar, comprender los niveles del desarrollo y acordar respetando las diferencias, puede ser una buena fórmula para las vacaciones.
(*) La columnista Edith Vega -foto- es doctora en psicología (MN 14363) de la Fundación Hospitalaria, Cramer 4601 (CABA), teléfono: (011) 4704-2300; y Fundación Aigle. Y la licenciada Estela Chardón, coautora del texto, pertenece a la Fundación Aigle.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario