martes, 18 de marzo de 2014

Pediatría: cómo prevenir que los niños sientan miedo a la consulta médica, por María Carmen Di Fabio (*)

El miedo al doctor aparece como un sentimiento normal que se va perdiendo con la confianza. La mayoría de los niños en algún momento lo experimenta y luego, en un trabajo conjunto del pediatra y los padres, lo superan. Es así que la mayoría de los chicos logra ir contento y reconocer por el nombre a su pediatra.

La forma en que los adultos respondan a la ansiedad del niño, frente a circunstancias como la visita al pediatra, facilitará o no la adaptación. Si esto no se logra no hay que ignorarlo o subestimarlo. Deben conversarlo con su pediatra para acompañarlo y brindarle confianza.

Para poder comprender mejor a los niños, hay que tener en cuenta cuáles son sus miedos, ya que estos cambian según la edad:
- Hasta los 6 meses, temen a estímulos sensoriales intensos. Aproximadamente entre los 6 y 8 meses presentan ansiedad de separación. Entre los 12 y 18 meses, continúan con algunas ansiedades de separación, ya que descubren que son seres autónomos y cuando interactúan con otras personas piensan que los van a dejar abandonados.
-De 2 a 3 años, tienen miedos específicos de tipo ambiental, como a los truenos y relámpagos, al fuego, al agua, a la oscuridad y a las pesadillas. Lloran, se aferran, buscan seguridad y contacto físico. Sienten terrores nocturnos.
-De 4 a 5, le temen a la muerte.

Conocer estos períodos, permite ser preventivos. En las primeras etapas, los pediatras debemos ser muy suaves en los movimientos, en un ambiente cálido y silencioso. En el niño menor, uno se gana la confianza mientras esté con la mamá, jugando con él, mostrándole los elementos con los que se lo va revisar. Con el mayor, resulta más sencillo, ya que se conversa con él de temas de su interés, y luego se le explica que comienza la revisación.

¿Qué hacemos los pediatras para ayudarlos a superar sus miedos?
- Tratamos de crear un ambiente amable y cálido. Los consultorios suelen ser divertidos y de colores. Usamos guardapolvos con detalles de colores. Jugamos con los niños pequeños antes de desvestirlos y charlamos con los niños mayores. Intentamos de generar un lazo, sobretodo en las primeras consultas.
- En las subsiguientes sostenemos este vínculo creado. Por eso, es tan importante el pediatra de cabecera, ya que el chico reconoce y tiene confianza en él. Y permite que éste le realice el examen físico sin temor.
- Si necesitamos hacer alguna maniobra que pueda generar molestias o dolor, debemos advertirle al niño que tenga la capacidad de comprenderla, para que no pierda la confianza en nosotros, explicándole que es necesaria para su bienestar.
- Cuidamos el ambiente, el tono de voz. A los pequeños, los tomamos de las manitas, sentimos cómo esto les da confianza, y se van relajando.
- A los más grandes, les tranquiliza encontrarse con los mismos juguetes y nos dirigimos a ellos por su nombre.
- Creo que nuestra estrategia más importante es el vínculo que tenemos con nuestros pacientes a través de las consultas.

Consejos para los padres:
. Siempre contarles cuando van a ir al pediatra
. Nunca amenazarlo previo a la consulta
. Referirse al especialista por el nombre, para que les resulte más amigable
. No enojarse con el niño; tranquilizarlo para dejar que lo revisen
. El juego ayuda mucho. Pueden jugar con el niño al doctor: en el mercado, hay muchos juguetes divertidos que les permitirá tomar confianza previa a la consulta
. No sobreprotegerlos para no trasmitirles la sensación de que la consulta pediátrica es algo malo
. Armar un programa divertido luego de la consulta al médico

(*) La autora de esta columna (foto) es pediatra (MN 74.318) de Fundación Hospitalaria, Cramer 4601 (CABA), teléfono: (011) 4704-2300.

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