Por razones de seguridad y eficiencia, las empresas necesitan de un sistema confiable de Control de presencia de los empleados.
Ya quedaron atrás las planillas en las que el personal anotaba el ingreso o egreso de la oficina o la fábrica, aunque todavía se sigan utilizando, incluso, en dependencias oficiales de algunos países (el Estado, aún cuando debería marcar el camino a seguir, no siempre se ubica a la vanguardia). Al igual que el antiguo mecanismo de fichaje de reloj con tarjetas.
En el primer supuesto, resulta muy fácil falsificar la firma, fraguar los horarios o, en el extremo, que se traspapele o desaparezca la hoja de asistencias. O que otra persona utilice una o más tarjetas y, en consecuencia, fiche en lugar de otro/s, si se trata de la forma de operar más habitual en el ámbito de las corporaciones y oficinas públicas.
Que personal de RR.HH., por más fiel que resulte, tome el presentismo tampoco parece una solución eficaz. Además, destinar equipo a esta tarea resulta un desperdicio de tiempo y de recursos. Menos que lo haga un agente de seguridad, por lo general, un servicio que suele ser tercerizado, a cargo de una firma especializada.
En este caso, podría descuidar la función principal y clave -vigilar el lugar y sus adyacencias-, por atender y controlar a quien entra o sale del trabajo.
Por eso, la tecnología viene aportando soluciones seguras, adecuadas y confiables para el Control de Fichar de las compañías, sean éstas pequeñas y medianas (conocidas de manera genérica como Pymes), o grandes.
Una de las formas de identificación de avanzada, la del control de acceso por huella digital, tiene una historia que se remonta a fines del siglo XIX.
El 1 septiembre de 1891, Juan Vucetich (originario de la actual Croacia pero nacionalizado argentino) hizo las primeras fichas dactilares del mundo con las huellas de 23 procesados, y se estableció aquella jornada como Día Mundial de la Dactiloscopía.
La impresión de los dedos pulgar o índice quedó como un sistema de identificación hasta estos días, a escala global, sea para inocentes, sospechosos o delincuentes.
La regla es simple: no existe un ser humano que tenga idéntica huella digital a otro.
En la actualidad, la firma CucoRent, entre otras opciones que incluyen, por ejemplo, el sistema de tarjetas -si
bien con un formato mucho más fiable y desarrollado, gracias a la innovación en software-, alquila equipos para controlar el flujo de los empleados, que permiten sacar provecho de este mecanismo virtualmente 100% seguro para fichar el acceso o la salida, sea a la empresa propiamente dicha o a sectores especiales, o de ingreso restringido solo a determinadas personas.
Las compañías que no lo han hecho todavía deberían pensar en invertir en esta tecnología, u otras que brinden mayor seguridad, ya que, en mercados cada vez más competitivos, podrían perder frente a otras empresas que operan en el mismo sector. Y, en consecuencia, lo que hoy parecería un ahorro (mantener un sistema obsoleto o poco seguro), podría transformarse en pérdidas irreparables.
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