La argentina Paloma Fabrykant tiene una singularidad: ha logrado combinar la pasión por las artes marciales y la lucha, con el periodismo y la literatura.
Además de desmitificar que los intelectuales son, de manera inevitable, sedentarios, la autora, experta en la disciplina Vale todo y comentarista para Latinoamérica de MMA (artes marciales mixtas) acaba de editar una novela dedicada a niños y jóvenes, Brenna enfrenta la vida (Longseller).
Un detalle: Paloma es hija de la escritora Ana María Shua y del fotógrafo Silvio Fabrykant.
El arte corre por sus venas. Y el torrente sanguíneo debe ser tan potente que solo puede canalizarse, a través de una luchadora incansable, con los puños y la pluma.
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