lunes, 7 de noviembre de 2011

Libro: 1982, de Juan B. Yofre, revela documentos secretos de Malvinas y analiza el final del Proceso

Juan Bautista Yofre logra ponerse a resguardo del prejuicio de quienes lo consideran un cronista de la derecha, que revisó -desde un ángulo inusual y políticamente incorrecto- los años setenta, la guerrilla y la dictadura con cuatro polémicos volúmenes: Nadie fue, Fuimos todos, Volver a matar y El escarmiento, gracias a la edición de 1982.

En este libro, en el cual los bandos en pugna no pueden distinguirse como antagonistas ideológicos (la Argentina vs. Gran Bretaña y Estados Unidos, o las internas de la propia junta militar), aparece una dimensión del autor, siempre con abundante información y muchos documentos inéditos, que merece ser leído sin preconceptos.

Está claro que a Yofre le tienta meter el dedo en la llaga, y atreverse a tocar temas que la sociedad argentina prefiere olvidar o que, en todo caso, recuerda con una versión piadosa, sobre todo de sí misma.

La guerra de Malvinas, sin duda, necesitaba un libro como éste, que reabriera el debate -para que surjan otras investigaciones-, y se dedicara a revelar los desmanejos políticos, militares y diplomáticos, y periodísticos, con la complicidad, según el grado de protagonismo, de la mayoría de la dirigencia no castrense de la época, más la benevolencia y el apoyo explícito de la mayoría del país.

Aunque el espejo nos devuelva una imagen que no quisiéramos ver (una osadía que Yofre ya exhibió en anteriores títulos), aparecen del mismo lado -como si nunca hubiesen combatido intelectual o directamente a sangre y fuego entre sí- Galtieri, Videla, Massera, los popes del peronismo, la UCR, Montoneros, la URSS, Khadafi y hasta el propio Fidel Castro.

Además del relato ágil, con mucho oficio periodístico, 1982 transcribe las grabaciones de las conversaciones telefónicas del dictador argentino con Ronald Reagan, o con quienes intentaron interceder y evitar la escalada bélica, como el presidente peruano Belaúnde Terry.

Estos "papers", matizados con infinidad de anécdotas, permiten conocer, por ejemplo, qué le ofrecieron Cuba, Libia y la Unión Soviética a Galtieri y compañía. Qué papel jugó Chile y cómo colaboró Pinochet con Margaret Thatcher. ¿Por qué el dictador argentino llegó a la conclusión de que la visita del Papa Juan Pablo II había sido perjudicial?

Además, se transcriben valiosos testimonios de diplomáticos, personajes influyentes de la época y uniformados (casi nunca identificados con nombre y apellido) que resultan claves para entender el día a día del conflicto.

También cabe subrayar que Yofre se atreve a señalar porqué se realizó la invasión (planificada hacia varios años), y qué papel jugó el entonces presidente de facto, condicionado por la Marina y, en el final, por la fuerza aérea.

Sin duda, otro mérito del texto consiste en señalar qué sectores se jugaron por entero en la contienda con la flota inglesa. Y cuáles terminaron defeccionando sin participar en la fase decisiva de la lucha. O, peor aún, se rindieron sin haber presentado oposición alguna al enemigo.

1982, que editó Sudamericana (Random House Mondadori), debe ser analizado con atención para intentar armar ese rompecabezas -en el más amplio sentido de la palabra- de la historia reciente.

Y así, tratar de comprender qué fue lo que pasó en aquel fatídico año, en que los militares soñaron, condicionados por la falta de inteligencia y de sentido común, y embriagados de soberbia, con prolongar su estadía en el poder, y terminaron por embarcar a la Nación en una guerra suicida.

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