domingo, 15 de noviembre de 2009

Sumo por Pettinato, libro necesario para descubrir la banda de rock más loca y genial de los 80

Sumo por Pettinato podría ser –de no llevar ese título tan explícito- un libro de ficción sobre una banda de rock (¿maldita?) de los 80.

¿Por qué? Muy simple: lo que relata el autor, periodista, músico y animador de radio y televisión (El show de la noticia por Mitre y el errático Un mundo perfecto por América TV), Roberto Pettinato, bien podría ser producto de la más fructífera y retorcida imaginación.


Sin embargo, si se trata del grupo liderado por el excéntrico y genial ítalo-británico Luca Prodan (QEPD), todo lo que allí se describe –y mucho más- jamás podría ser puesto en duda, aunque a ojos desprevenidos pudiera parecer increíble.

El volumen, editado por Random House Mondadori (Sudamericana), es la insólita historia de Sumo –no de Luca- contada por uno de sus protagonistas, más testimonios en primera persona de sus ex compañeros de ruta.

Se trata de una visión subjetiva, por cierto. Pero esa mirada posee la virtud de que corresponde a un hombre de prensa (director de la revista La Mano en la actualidad y de la influyente Expreso Imaginario hace 2 décadas y media), que escribe muy bien y que sabe qué puede interesar a los potenciales lectores, más allá de que hayan sido -o sean- fans o no.

El texto de Roberto Pettinato, que retoma parte de su libro de circulación casi clandestina sobre el mismo tema (La jungla del poder, de 1993), puede funcionar como un imán de atracción implacable para cualquier rockero criollo –en retiro efectivo o no-, sobre todo quienes vivieron esa prolífica y alocada época signada, entre otras cosas, por la explosión mediática de la música nacional post-Malvinas.

Y de aquéllos desean saber cómo trascurrió esa revolucionaria etapa, y diseccionar las entrañas de la leyenda Sumo, uno de los combos más influyentes del rock de habla hispana, ¡a pesar de que la mayoría de las letras estaban en inglés!

Entre las cientos de anécdotas, en las que no escasea “sexo, drogas y rock’n roll”, sobresalen las que refieren cómo surgió el nombre del conjunto; el papel que jugaba el dinero en ese caos creativo y organizacional; la rivalidad con Soda Stereo; la amistad con Los Redonditos de Ricota; el contrato con la CBS (más entusiasmada con registrar a la banda paralela, la Hurlingham Reggae Band); las accidentadas grabaciones, giras y shows en vivo y en TV; los recitales en boliches under o en discotecas (y los personajes que las gerenciaban); las escapadas creativas a las sierras cordobesas; el hospedaje en un hotel embrujado & otras experiencias para-normales; y hasta el recital en una mansión a pedido de una viuda millonaria (?!).

Tampoco, porque el final resultó irremediablemente trágico, falta la emoción y tristeza que provocan las desventuras de Prodan, el sino de la heroína. O la ternura que suscita la figura de un ídolo que nunca se creyó tal y que pasó entre nosotros para dejar sus enseñanzas, las mejores si de música y arte se trata; y las que debemos eludir, las que lo acecharon toda una vida como fatales fantasmas, hasta que completaron un siniestro trabajo, el que nadie pudo evitar, como deja bien claro Sumo por Pettinato.

En cuanto a las composiciones –la mayoría de las cuales se convirtieron, con el paso del tiempo, en inesperados y memorables hits- de Luca, Diego Arnedo, Germán Daffunchio, Alejandro Sokol (recientemente desaparecido), Alberto “Superman” Troglio, Ricardo Mollo, Stephanie Nuttal –la baterista original que trajo Prodan de Inglaterra-, y el propio Petti, abundan detalles imperdibles sobre cómo se hicieron, en qué se inspiraron y de qué forma fueron registradas en los discos.

Además de los CD Corpiños en la madrugada, Divididos por la felicidad, Llegando los monos, After Chabón, Fever y otras compilaciones y ediciones posteriores a la muerte de Prodan -y del muy buen documental de Rodrigo Espina sobre LP-, ahora hay una historia para leer, una excelente postal de los ochenta, sobre Sumo, gracias al saxofonista de la banda quien, por suerte, pudo narrarla como testigo privilegiado, y con el oficio que sólo posee un destacado periodista como Roberto Pettinato.

2 comentarios:

  1. Anónimo12:59 a.m.

    sin dudas la mejor banda del mundo, los empece a escuchar a los 18 año 95 y me volaron la cabeza, hoy tengo 33 el sistema me va consumiendo, pero escucho a sumo y es como una pequeña llamita q se enciende en mi.

    ResponderBorrar
  2. Anónimo9:43 p.m.

    Yo tengo 25 y tambien el sistema y mi propia cabeza que va mil (algo como lo que canta luca en cuerdas gargantas y cables) me van consumiendo. Escuche Sumo desde que era una piojpo de 10 pero todavia me pasa algo como lo que al que comento y no me canso no me canso...

    ResponderBorrar