En la Argentina se estima que alrededor de 50% de la población tiene sobrepeso y, por lo menos, 11% de ellos son obesos graves.
La obesidad es considerada mórbida cuando la acumulación excesiva de tejido graso eleva de manera significativa el riesgo de muerte y de incapacidad física, provocando un deterioro considerable de las condiciones generales de la salud. En estos casos, los pacientes presentan un sobrepeso de 45 kilogramos o más respecto del peso corporal ideal, por lo que el Indice de Masa Corporal (IMC) es igual o superior a 40 (1).
El tratamiento de la obesidad mórbida ha sufrido una notable evolución en los últimos años. Inicialmente, consistía en una modificación dietética que descansaba sobre la mera restricción calórica y el ejercicio físico.
Hoy en día, la propuesta integral para combatir la obesidad comprende un trabajo multidisciplinario que incluye una mejora en los hábitos alimentarios, un incremento de la actividad física, el apoyo conductual y la administración de fármacos sólo cuando sea aconsejable su utilización.
En situaciones determinadas, pueden utilizarse las dietas muy bajas en calorías, y en obesidades mórbidas u extremas la cirugía bariátrica resulta la única solución cuando se han agotado todos los tratamientos previos posibles.
La obesidad mórbida trae aparejados otros problemas médicos serios como hipertensión, diabetes, artritis, enfermedad cardíaca. La cirugía bariátrica es la mejor opción disponible hoy en día para bajar de peso porque supone no sólo la eliminación de dichas condiciones asociadas, sino que también implica mejoras significativas en la movilidad, apariencia y autoestima, entre otros aspectos. Las estadísticas demuestran que el riesgo de mortalidad de los pacientes obesos no operados es 9 veces mayor a los sometidos a la intervención.
Existen diferentes alternativas quirúrgicas para el tratamiento de la obesidad severa (By pass gástrico, Banda gástrica ajustable o “cinturón gástrico”, y Gastrectomía en Manga, entre otras), pero la elección de la técnica debe hacerse en forma individualizada y es una decisión que debe tomarse entre el paciente y el cirujano, luego de una evaluación completa de los hábitos alimentarios y el estado de salud. Sin embargo, el gold standard de todos los procedimientos quirúrgicos es el bypass gástrico, realizado por laparoscopia (técnica mini invasiva).
La laparoscopia se ha vuelto la técnica predominante en algunas áreas de la cirugía y se ha empleado en el tratamiento quirúrgico de la obesidad durante varios años. En el procedimiento laparoscópico se inserta una pequeña cámara de vídeo a través de pequeñas incisiones efectuadas en la pared abdominal.
El cirujano realiza el procedimiento mirando en un monitor, lo que le brinda un mejor grado de visualización y acceso a las estructuras anatómicas críticas. Este método es menos invasivo, porque evita la necesidad de una incisión larga para abrir el abdomen. Un estudio reciente revela que los pacientes que se han sometido a cirugías laparoscópicas de reducción de peso experimentan menos dolor después de la intervención, lo cual facilita el funcionamiento respiratorio y eleva los niveles generales de oxígeno.
Otro de los beneficios que comprende esta técnica mini invasiva ha sido la menor cantidad de complicaciones en la herida, como infecciones o hernias y el regreso más rápido de los pacientes a los niveles de actividad que llevaban antes del procedimiento.
Esta cirugía es tan sólo una herramienta. El éxito final depende de la adherencia estricta a los cambios recomendados en la dieta, el ejercicio y el estilo de vida. Lo importante es alejar los fantasmas del miedo a la intervención quirúrgica, ya que los riesgos y morbilidad son mucho mayores si la persona permanece en la obesidad.
(1) El Indice de Masa Corporal es un índice del peso de una persona en relación con la altura. A pesar de que no hace distinción entre los componentes grasos y no grasos de la masa corporal total, éste es el método más práctico para evaluar el grado de riesgo asociado con la obesidad. El rango normal es entre 18,5 y 24,9.
(*) El doctor Oscar E. Brasesco, autor de esta columna, es director del Programa de Cirugía Bariátrica y Metabólica del Programa OCMI (Obesidad y Cirugía Mini Invasiva).
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