Mc Donald's es una gran marca a escala global. Por eso, el cliente se siente con derecho a reclamar, al menos, un buen servicio. No hablamos de excelencia... Lejos de cumplirlo, el delivery de la cadena de fast-food en la Argentina profundiza cierto vicios que lo ubican muy por debajo de cualquier entrega a domicilio de las pizzerías de barrio.
Ya nos quejamos en este mismo blog de las deficiencias de Mc Entrega -después de esperar en silencio (aunque sin dejar de hacer observaciones a los operadores del 0810-666-1212)-. Pero ha sido en vano: resulta difícil que las cajas con el pedido vengan con sorbetes o aderezos. Tampoco un sobrecito sal. O incluso servilletas. ¿Recorte de gastos o ineficiencia?
Lo que más indigna es que los períodos de espera sean insoportables -alrededor de 120 minutos el sábado pasado-, y ¡que no se cumplan! Para colmo, es el consumidor quien debe llamar para saber a qué se debe la demora más allá de la anunciada. Al parecer, nadie controla que los pedidos salgan en tiempo y forma, y, como mínima norma de atención, no existe una comunicación de la compañía con la persona que realizó el pedido para disculparse y explicar lo sucedido.
Es cierto que a uno lo conforman con un combo gratis para el próximo delivery a modo de recompensa por los "perjuicios" ocasionados. Pero así Mc Donald's nos obliga a realizar otro pedido...
Los chicos -principales fans de las hamburguesas-, y los adultos que son los que pagan, merecen mayor respeto.
(Imagen: el pedido efectuado 21.50 del sábado, tras la queja correspondiente, llegó casi a las 0.30 del día siguiente).
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