"Perón es peligrosamente atractivo", afirma Esteban Peicovich que le advirtieron antes de entrevistarse con el ex Presidente en el exilio español. Lejos de dejarse amilanar por ese consejo, y más lejos aún de caer seducido por el anciano líder, este maestro de periodistas, exponente de esa raza casi extinguida de cronistas excepcionales que aprendieron el oficio a medida que lo ejercitaban, logra en El Ocaso de Perón una reconstrucción profunda, documentada, objetiva, subyugante, de la última, deteriorada y convulsionante década de Juan Domingo Perón.
El libro ofrece, sin proponérselo, una clase imprescindible para aspirantes a ingresar al mundo de las redacciones: Peicovich relata cómo le costó penetrar en ese infranqueable muro que rodeaba al personaje Perón, quien sólo parecía dispuesto a que su interlocutor escuchara lo que él quería decir, y no a responder preguntas.
Con paciencia, oficio y mucha habilidad, el autor quebró las resistencias iniciales y consiguió un trabajo brillante en el cual no sólo consiguió que hablara el protagonista sino que también lo hicieran personalidades clave de su entorno como Jorge Antonio, factotum del desembarco de Mercedes Benz en la Argentina (que vino de la mano del creador del "milagro alemán", Ludwig Erhard), y a quien Perón le confió las cartas de Evita -y que el empresario se las cedió al periodista para que las reprodujera en exclusividad-; el médico personal de Perón, Jorge Taiana padre; y hasta Pilar Franco, la hermana del Generalísimo e íntima amiga de JP.
Por supuesto, desde las tinieblas, emerge José López Rega, el siniestro secretario que devino en cancerbero de Perón. El ex agente de la Policía Federal que se hizo ascender en los '70 a comisario en trámite sumarísimo; el mismo que permaneció en la Argentina -como uniformado de esa fuerza- hasta 1962, incluso durante la llamada Revolución Libertadora, la que derrocó al peronismo, y que terminó sirviendo, y sirviéndose, de Perón y de Isabel.
El periodista Emilio Romero le dio a Peicovich una interesante definición sobre el protagonista de este título que publicó Marea: "Perón, socialista, sin marxismo; y liberal, sin liberalismo".
El Ocaso... reune, además de material inédito -textos, facsimiles y fotografías-, dos obras del mismo autor, Hola Perón, de 1965; y El último Perón, publicado después de su muerte, en 1975.
Resultan imperdibles las citas de Perón sobre el comunismo, al cual compara con el piojo -situémonos a mediados de los '60-, mientras con la otra mano lo agita como un fantasma ante políticos y militares opositores que permanecían en Buenos Aires.
En el medio, gracias a los apuntes del magistral Peicovich, su memoria y análisis prodigiosos, y a un archivo no digitalizado, surge el Perón que jugaba con la izquierda y la derecha, cuya violencia había quedado fuera de su control, el que no podía dejar de caer en las redes que tejía "el Brujo" López Rega, el que no quería volver al país para hacerse cargo de administrar una Nación dividida, varios grados por encima del punto de ebullición, el que no tenía herederos aún cuando ya se hubiera convertido en "Padre Eterno".
Marcelo Mendieta
(fotos tomadas de la web de Editorial Marea)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario