El Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria reúne importantes compañías de la Argentina en calidad de miembros, incluidas Repsol YPF, Arcor, Telefónica, Telecom, Adecco, el diario La Nación, e IBM.
La misión específica del IARSE, cuyo director ejecutivo es Luis Ulla, consiste en "promover y difundir el concepto y la práctica de la Responsabilidad Social, para impulsar el desarrollo sustentable de la Argentina, trabajando junto a las empresas, a través de redes de información, intercambio de experiencias y colaboración mutua”.
Por lo tanto, si se habla de RSE no se puede dejar de consultar a los directivos del Instituto con asiento en la provincia de Córdoba.
Con amabilidad y gran profesionalismo, Alicia Rolando de Serra (ver foto), directora de Investigación y Desarrollo del IARSE, aceptó responder el cuestionario de El Informatorio, y explicar, por ejemplo, cuál es la relación entre lo público y lo privado, la necesidad de diálogo entre sectores y las naciones que sirven de modelo en el campo de la Responsabilidad Social.
-¿La RSE suple la ausencia del Estado en tareas sociales?
-Es bueno tener en cuenta que cuando desde el IARSE hablamos de RSE, estamos hablando de gestión estratégica de la empresa. De la adopción de criterios que toman en cuenta el impacto global de la actividad económica en la sociedad para formalizar políticas y sistemas de gestión económica, social y medio ambiental.
Es decir de una gestión empresarial que parte de una visión de sustentabilidad, que contempla la rentabilidad del negocio, el equilibrio ambiental y la creación de valor en la sociedad. Que toma en cuenta criterios tales como la calidad de relaciones que establece con sus distintos públicos de interés y la transparencia en sus comunicaciones.
El ejercicio de la RSE no suple, ni podría suplir, la acción del Estado en materia social. Lo que es bueno que suceda - cumpliendo cada sector sus roles y funciones específicas - es que se colabore y se articule en el desarrollo de políticas públicas para la generación de capital humano, económico, cultural y social.
-¿El Estado y las empresas deberían ponerse de acuerdo sobre actividades de RSE?
-Es importante crear un ambiente favorable que facilite el diálogo (con todo lo que ello implica), y el flujo de información entre los sectores involucrados en estos procesos, para formular políticas públicas que partiendo de consensos den un marco adecuado a la adopción de estas prácticas: por ejemplo, erradicación del trabajo infantil, promoción de la inserción laboral, etc.
También hay otra serie de medidas que el Estado puede impulsar, que impactan directamente en el tema, y que hacen a su propia responsabilidad gubernamental: Una de ellas podría ser la de definir criterios de RSE para las contrataciones y licitaciones estatales, en su carácter de comprador de bienes y servicios.
-En la Argentina, ¿existe el diálogo entre privados y el sector público?
-Conocemos que existen comisiones específicas en el ámbito del Ministerio de Trabajo, en el Ministerio de Educación (foto) y Secretaría de Desarrollo Social. Por otra parte, algunas de las empresas que desarrollan programas de inversión social privada coordinan o articulan con organismos específicos en el ámbito nacional, provincial o municipal.
-¿Qué sucede en otros países? ¿Existe algún país que tenga RSE de vanguardia y sirva de modelo?
-El papel que toman a menudo otros países en la promoción de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) pasa por establecer foros y canales de diálogo que faciliten el debate previo para establecer políticas formales, en algunos casos se han establecido comisiones tripartitas (empresa, sociedad civil y gobierno) de trabajo en forma permanente.
El Reino Unido es un caso a citar. El Ministerio de Comercio e Industria de ese país reúne y difunde información para impulsar la RSC, promueve un marco estratégico internacional para las empresas británicas en el extranjero, y contribuye al desarrollo de habilidades específicas mediante la capacitación en esta materia.
En Francia, se adoptó en el 2003, una Estrategia Nacional para el desarrollo sostenible y se creó un consejo nacional integrado por diversos miembros de la sociedad civil, para trabajar en temas como inversión socialmente responsable, la inclusión de la RSC en las Pymes y un sistema de referencia nacional y análisis de prácticas.
El gobierno de Dinamarca también trabaja intensamente en estos temas formando redes e instituciones para promover el diálogo entre empresas, gobierno y sociedad civil. Los daneses financian el Human Rights Impact Assesment, que permite a las compañías evaluar de forma voluntaria e identificar operaciones que puedan suponer una violación a los derechos humanos. También han creado un Social Index que permite medir el grado de responsabilidad social de las empresas.
En Latinoamérica, se está transitando el camino, con distinta profundidad en los diversos países de la región.
Han surgido en el último decenio organizaciones que promueven la práctica de la ética y la responsabilidad social empresaria en Brasil (que tiene un claro liderazgo en la materia), Chile, Uruguay, Colombia, Perú, Ecuador, Panamá, Guatemala, Ecuador –por nombrar sólo algunos-, y desde ya en Argentina. Se han generado redes que facilitan el intercambio de experiencias y de conocimiento. Cada vez son más las empresas que se están sumando a este movimiento, aprendiendo entre pares de las experiencias exitosas en este campo.
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