martes, 20 de junio de 2006

Por qué le conviene a Mauricio Macri presentarse en la ciudad (y no competir con Kirchner) en 2007

¿Por qué le conviene a Mauricio Macri, presidente de Boca Juniors y líder de la fuerza opositora Compromiso para el Cambio disputar la gobernación de la ciudad de Buenos Aires, en lugar de pelear las presidenciales de 2007? La primera razón está implícita en el título mismo del artículo.
Resulta improbable que cualquier challenger de Néstor Kirchner pueda salir airoso de esa pulseada sin contar con una extendida y sólida alianza. ¿Tiene sentido lanzarse para ser, en la previa al menos, N° 2?
Además, la presencia de Roberto Lavagna, acompañado por duhaldistas y radicales que-se-resisten-a-K, en esta lid, deja sin espacio a Macri para convertirse en tercero o cuarto en discordia. Tendría, y esto parece inexorable, que pactar con Lavagna.
El ex ministro cuenta con experiencia administrativa en el gobierno nacional y ha recibido en pocos días el aval de peronistas y UCR anti-Kirchner. Y ya se sabe que, si bien los primeros podrían bancar a M.M. (nadie olvida la simpatía que le profesa el propio Eduardo Duhalde), definitivamente Macri no es querido entre los herederos de Alem e Yrigoyen, incluso por los que podrían sentirse continuadores de la línea conservadora de Marcelo T. de Alvear.
Pero no nos vayamos de tema: supongamos que Macri llegara en condiciones de retar a Kirchner en los comicios del año que viene, ¿alguien puede garantizarle que arribará a la segunda vuelta electoral y quedará apto para pelear cabeza a cabeza la contienda? Hoy, la respuesta está clara: no.
Con el aparato del Estado detrás, números que lo favorecen, el apoyo de gobernadores e intendentes, más la buena imagen pública, Kirchner, o en su defecto Cristina Fernández de Kirchner, se muestran a simple vista imbatibles.
¿Se puede exponer, entonces, Mauricio a otra derrota en la urnas, tras su debut contra Aníbal Ibarra en 2003? Es muy grande el riesgo.
En la Capital Federal, nadie puede asegurarle una victoria. Es cierto. Pero tiene mayores chances porque es muy conocido en el distrito, demostró que está en condiciones de gobernarlo (de hecho, encabeza la principal agrupación política de la ciudad), y tiene hombres de experiencia en la res publica local: desde Santiago de Estrada, que preside la siempre convulsionada Legislatura, pasando por los lugartenientes de sus bloques parlamentarios, Gabriela Michetti, Diego Santilli y Jorge Enriquez, o el propio Néstor Grindetti en el directorio del Banco de la Ciudad.
Corre con la ventaja de que ya está instalado y de que, quien lo enfrentó en comicios anteriores, Ibarra, está fuera de competencia y todavía no se recuperó de un castigo severísimo: haber sido destituido del cargo por su responsabilidad política en la masacre del boliche Cromagnon.
El oficialismo todavía no definió postulante: Daniel Scioli, actual vicepresidente de la Nación, cuenta, en apariencia, con todas las de ganar entre los pingüinistas. Sin embargo, le ha salido a competir desde la misma franja kirchnerista el ex canciller y hoy diputado nacional, Rafael Bielsa. Aún cuando no comulgue con el pingüinismo ortodoxo, el hermano de Marcelo Bielsa, el DT antecesor de José Pekerman en la selección nacional, lleva una patente K en la frente.
Por si fuera poco, Jorge Telerman, sucesor de Ibarra al comando de la jefatura capitalina, podría sumarse a esta ronda de postulantes. Y aún cuando venga haciendo desconcertantes zigzagueos, no habría que descartar,cerca del desenlace, un potencial acuerdo con la Casa Rosada (o con Lavagna). Los números, aunque sean producto de vaticinios dudosos de encuestadores, pueden jugar en ese sentido. En este momento, no podemos avanzar con las elucubraciones.
En la vereda opuesta, si bien el aspirante del ARI, Enrique Olivera, puede restarle votos a Macri por su perfil, a priori resulta más previsible imaginar una entente macrista con el ex jefe de gobierno radical que con Elisa Carrió -jefa nacional de Olivera-, en el caso de que M.M. tuviera que optar entre lanzarse a una aventura porteña o a una nacional, y debiera analizar el escenario de un eventual ballotage.
Pero hay otro motivo, tan importante como el del comienzo (el argumento de que pulsear con K en el 2007 puede provocar un desgaste mortal a Macri & friends): Compromiso para el Cambio carece de un reemplazante de peso para que cubra el puesto de su líder en la elección porteña. Horacio Rodríguez Larreta, interesado promotor de la mudanza de Macri a la Nación, no sólo es un gran desconocido para sus vecinos -lo cual no sería demasiado grave (no hay nada que una buena campaña de prensa no pueda subsanar, dirán los consultores restregándose las manos y sacando cuentas)-, sino que también está desprovisto del carisma y de la simpatía imprescindibles para revertir los malos augurios.
El Mundial de Alemania, quizá, le sirva a Macri para revisar su precipitado anuncio de que se lanzará como candidato a presidente. Al regreso, Ricardo López Murphy, su socio de Recrear, podría darle un consejo autorizado, ya que intentó llegar a la Casa Rosada en 2003. Y aún no se pudo curar de aquel porrazo.

Marcelo Mendieta http://elinformatorio.blogspot.com/

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