miércoles, 17 de mayo de 2006
Por suerte, nos dejó el consuelo de las risas
Murió Porcel. El gordo que me volvió a hacer reír con sus dobles sentidos y morcilleo inmortal, los sábados a las 0.30 por el canal Volver. Descubrí la reposición de “¿Lo viste a Porcel?”, un ciclo inolvidable con producción de “Pancho” Guerrero, en plena “primavera” alfonsinista, de planes australes y otros salvavidas de plomo que fabrican nuestros estadistas, hace unas semanas, y por casualidad.
Fue un hallazgo del zapping, cuando había terminado la emisión de Duro de Domar, por Canal 13, y Pettinato me había dejado acalambrado el estómago y activado las neuronas, como diría otro maestro del humor criollo, Tato Bores, como para espantarme el sueño.
Ver a ese Jorge Porcel activo, tan vivaz y pícaro, y escuchar las carcajadas de mi suegro del otro lado del teléfono cuando se enteró de que podía volverlo a ver en TV, me hicieron olvidar de ese presente, hasta hace unos horas presente, de un hombre exiliado en Miami, enfermo, inmóvil en una silla de ruedas, atacado por la prensa del espectáculo –la mala prensa del espectáculo- por su conflictiva vida privada.
¿Quién no tiene vida privada? ¿Quién no tiene algo de qué avergonzarse? ¿Lo íbamos a juzgar, los espectadores de 30, 40, 60, 70 años, por algo que desconocíamos, salvo por los chismes caza- rating de Rial y otros adláteres?
A nosotros, los fans de Porcel, los fans del humor, los que necesitamos reirnos para vivir –aunque sea por televisión-, nos queda el personaje público, el que se hizo querer desde la pantalla, el que se burló de sí mismo, el que se disfrazó de gorda o de lo que fuera, y nos deleitó con Jorge Luz, Adolfo García Grau, Tito Mendoza y por supuesto el genial Javier Portales, no suficiente reconocido en vida (y ahora tampoco) por haber sido el mejor partenaire en la escena argentina de los 2 capo-cómicos mayores de las últimas décadas: uno, el que falleció ayer, y el otro la contraparte de JP, su flaco, el Negro, Rucucu, Alberto Olmedo.
Menos Luz, todos estos cómicos mencionados pasaron a mejor vida. Qué bueno creerlo así.
La mayoría de ellos se marcharon rodeados de misterio y hasta de horror. La muerte, en definitiva, siempre despierta horror. Por eso, nada mejor, nada más saludable, que una buena carcajada que los recuerde, a Porcel & Cía., más “vivos” que nunca.
Marcelo Mendieta
PD. ¿Por qué argentinos trascendentes, que nos marcaron la vida en distintos aspectos, y salvando distancias que pueden resultar abismales, eligieron morir, o sin querer murieron, fuera del país?
Me vienen a la cabeza Mariano Moreno, Rivadavia, San Martín, Rosas, Alberdi, Sarmiento, Carlos Gardel, el “Che” Guevara, Oscar “Ringo” Bonavena, el odontólogo Cámpora, Borges, Atahualpa Yupanqui... ¿Alguien tiene un respuesta?
Varias cosas se conjugan en tu post. La muerte. La gloria pasada y luego la decadencia. La prensa del chisme barato... que abunda tanto en todos lados. Y la interacción de la noticia, es decir, me estoy enterando no a través de los medios lógicos, sino a través de un blog.
ResponderBorrarAlguna que otra vez ví en Venezuela las películas de Porcel. Tenía una chispa especial y esos gaps simpáticos con algunas modelos exhuberantes argentinas.
Cordial saludo al colega.
Gracias por tus palabras.
ResponderBorrarUna excelente reseña sobre la trayectoria del Gordo Porcel. Me uno a ella, porque mi esposo y yo también lo volvimos a encontrar en ese programa del canal Volver,
ResponderBorrarDesde nuestro lugar y si me escucha, le agradezco profundamente los momentos plenos de risa que disfrutamos.
Hay figuras, que siempre estan, no desaparecen.